El pasado 1 de octubre recordamos el 36 aniversario luctuoso de mi padre Maquío. La significativa fecha me hizo pensar en su lucha por la democratización de México.
Después de la expropiación bancaria en 1982, Maquío emprende, junto con otros empresarios, un movimiento que llamó “México en la libertad”, convencido que a nuestro país le urgía democracia y que el sistema político estaba en franca descomposición, ya que el país se gobernaba al capricho del Presidente de la República. Creía que la democracia se finca en el equilibrio del poder: “lo peor es el absolutismo que acaba por corromperlo todo”.
En 1984, Maquío nos narra que “la empresa y el empresario han sido atacados y difamados por aquellos que enfermizamente creen en la lucha de clases que divide y destruye; estos promueven la destrucción para después construir sobre ruinas. En lugar de la lucha de clases, hablemos de la solidaridad que invita a conjuntar voluntades por encima de nuestras diferencias en aras de alcanzar objetivos de orden superior”.
En sus artículos publicados en EL UNIVERSAL acusa que él y otros disidentes fueron difamados por el gobierno, en especial por Bartlett: “Se me ha atacado desde traidor a la patria hasta de maniático sexual. Mi pecado simplemente fue manifestarme políticamente a favor del PAN. Pretender callar la disidencia es un gravísimo error que solo se da en los regímenes totalitarios. Parece mentira que un partido que se dice demócrata se moleste porque alguien expresa sus ideas con libertad”.
Entender la democracia implica que la forma de pensar y los planes de las mayorías se pondrán en práctica durante un periodo razonable y si no dan resultados, seguramente las minorías se convertirán en mayorías para exigir que una nueva forma de pensar y nuevas propuestas se pongan en práctica. Es por eso que el PRI ya no gana elecciones… son ellos los responsables absolutos de la crisis actual, concluye Clouthier el 8 de marzo de 1984.
“El paternalismo es el peor enemigo de la educación y de la dignidad de la persona, y el elemento que mas castra a la sociedad. Hay un viejo refrán esquimal que dice: ‘los esclavos se hacen con regalos como los perros de trineo se hacen con el látigo’. El estado paternalista suple el quehacer de las personas para tenerlas controladas indefinidamente”, nos alerta Clouthier.
Finalmente nos dice que los ciudadanos, incluidos los empresarios, tienen derecho y la obligación de analizar y criticar las políticas públicas que afectan al país. Cita a Jefferson: “El particular tiene todo el derecho de criticar a su gobierno (eso es democracia), mientras el gobierno no debe atacar la acción de los ciudadanos, porque se convierte en dictadura”.
En resumen, Maquío creía en la democracia, en la libertad y que México no debía ser el país de una sola persona. Nos recuerda que la democracia limita el poder y establece contrapesos que vigilan al poder.
Clouthier cree en la solidaridad, que es la antítesis de la lucha de clases que promueve hoy la 4T. Ejercía la libertad de expresión y la crítica como elemento esencial de toda democracia. Luchaba contra el abuso del poder y sabía que en una democracia el que se equivoca pierde.
Finalmente, alerta del riesgo del paternalismo que es lo contrario de la subsidiariedad, ya que el paternalismo genera control y dependencia mientras México requiere ciudadanos libres y responsables. 40 años después de sus palabras, Morena impulsa exactamente lo contrario, la pregunta es ¿valió la pena su lucha y sacrificio?
Ingeniero industrial y empresario