Los maestros de la CNTE estuvieron 23 días de plantón y muchos de esos días, de protestas en la Ciudad de México. Hace unos días elevaron el tono de la manifestación y rompieron cristales, golpearon con un mazo una puerta de Gobernación para ver si la podían tumbar y encadenaron una vez más las puertas de uno de los frentes de la Secretaría de Gobernación para que la gente no pudiera salir, cosa que no lograron. Estas acciones las realizaron de manera particular los maestros de Guerrero.

Al día siguiente los mismos de Guerrero fueron a las oficinas del ISSSTE y trataron de entrar a la fuerza. A donde sí pudieron entrar fue a las oficinas del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en la Ciudad de México y en Chilpancingo. En las oficinas del SNTE de la Ciudad de México quemaron documentos, uniformes y una fotografía del líder de ese gremio Alfonso Cepeda. El tono de la protesta había subido.

Días atrás fueron a bloquear las entradas del Aeropuerto de la Ciudad de México, también realizaron múltiples bloqueos sobre Paseo de la Reforma y, en varias ocasiones, bloquearon Reforma y Bucareli mientras esperaban la salida de una comisión que se reunía con varios secretarios de estado, supuestamente en busca de solucionar sus demandas. Una de esas ocasiones hubo hasta 12 cortes viales sobre Paseo de la Reforma, lo que hizo imposible transitar por la zona.

Todas estas acciones que realizan los maestros están encaminadas a afectar al ciudadano. Al que no puede circular de manera “normal”, a los que van a dejar a sus hijos a la escuela, a los que van a sus oficinas. Gente que tiene que caminar tramos excesivos porque al bloquear cruceros importantes, impiden también la circulación habitual del transporte público.

La mesa de diálogo en la secretaría de Gobernación estuvo abierta de manera permanente. Los secretarios Rosa Icela Rodríguez, de Gobernación; Mario Delgado, de Educación Pública, y el director del ISSSTE, Martí Batres, esperaron con paciencia cada vez que se acercaba la siguiente reunión para escuchar muchas demandas, pero en particular esa que les importa mucho a los maestros y que es la derogación al sistema de pensiones del año 2007, cosa que por cierto ya les dijo el gobierno que no se puede hacer de un solo golpe porque no hay dinero para soportarla. Esa propuesta les da afores a los maestros de la CNTE, cosa que no les gusta porque dicen que legaliza el robo de sus ahorros “y el despojo a generaciones futuras”. Piden varias cosas, entre otras, la desaparición de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros (Usicamm) y aumento salarial del 100 por ciento.

Nada más en este tramo de protestas, el gobierno ya les dio 9 por ciento de incremento salarial, una semana más de vacaciones y una propuesta para que en los próximos años se pueda financiar su fondo de retiro en mejores condiciones que con las afores.

Así las cosas, vemos que lo que nos dejan estos días de maestros en la Ciudad de México es que una parte de la ciudad se volvió rehén de quienes protestan. Ni modo habitantes de la CDMX, a aguantarse y a fregarse quién sabe cuánto tiempo más. Porque en su ciclo de tiempo político, los de la CNTE regresarán con más demandas, cumpliendo el proceder de toda su existencia: movilización-negociación-movilización.

Periodista. @ConFeregrino

Manuel Feregrino

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