Se puede decir que llegamos a la fecha del 1 de junio sin una discusión nacional sobre la elección para renovar el poder judicial. Ya le he platicado que yo pienso que eso de que el poder judicial estaba podrido fue puro cuento del expresidente López Obrador para hacerse de este poder. Pasó por el congreso morenista una reforma sin ningún problema. Más adelante, en el momento de la elección de los perfiles pasamos por los ridículos en los que incurrió el legislativo en la selección de los candidatos y llegamos a la fecha.

Yo digo que a votar, entre otras cosas porque decidí participar en el proceso, ir a la casilla y votar. Ver cómo se organizan los ciudadanos, cuánto tiempo nos va a tomar estar en la casilla, votar y meter todas las boletas en una sola urna para que luego en los comités distritales las acomoden. Esperar pacientemente hasta 10 días para que haya resultados totales. Algo bien lejano a lo que estamos acostumbrados.

Al paso de los días han seguido escribiendo en la prensa mexicana articulistas y opinadores sobre el tema. Muchos de ellos, quizá la mayoría, que han decidido no ir a votar. Está muy bien. Yo me pregunto, ¿dónde queda entonces esa idea que luego se esgrime desde los opinadores profesionales en el sentido de que los gobiernos totalitarios se hacen de los sistemas construidos desde la democracia, precisamente aprovechando proceso democráticos como el de la votación de mañana?

Me llamó la atención escuchar a Luis Carlos Ugalde, expresidente del IFE, al decir que sí va a salir a votar mañana. Tiene razones parecidas a las mías. Y tiene además un porcentaje estimado de participación que ronda el 10 por ciento.

Hay que recordar que en números cerrados, el padrón electoral es de 100 millones de electores. Entonces según Ugalde participaríamos unos 10 millones de personas en el proceso de este 1 de junio.

Guadalupe Taddei, actual Consejera Presidenta del INE, estimaba a principios de año que la participación estaría entre el 8 y el 15 por ciento. Para la semana que terminó, estima la participación en un 20 por ciento. El doble de lo que calcula Ugalde. Es decir, votaríamos unos 20 millones de personas. Lejos aún de lo que podría considerarse un primer ejercicio exitoso. Esa cifra debería andar por encima del 30 por ciento de la votación según consideró hace unos días otro expresidente del INE, Lorenzo Córdova.

He escuchado muchas razones por las cuales no ir a votar. Que si la reforma es una farsa, que los candidatos no están preparados, que son integrantes de un partido político, que la gente no tiene ganas de perder dos horas de su domingo en ir a la casilla, etc.

Yo manifesté que iré a votar y no votaré por los candidatos de Morena fundamentalmente por todas las trampas que hemos visto están haciendo para orientar el voto de las personas que reciben programas sociales. He seleccionado una larga serie de candidatos con experiencia en el servicio público desde el poder judicial y confío en que mi voto sirva, cuente y no terminemos como dijo más o menos un día el ministro Arturo Zaldívar, perdiendo la oportunidad de tener a los mejores cuadros y llenando de morenistas a la mitad del poder judicial.

Ojalá este proceso no esté destinado al fracaso con una participación mínima, pero parece que así será.

Periodista. @ConFeregrino

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