El deporte —en general— está teniendo una evolución comparada con la metamorfosis, que es un proceso biológico que consiste en el cambio de estructura y de forma de un organismo en desarrollo.
Hoy, podemos hablar del crecimiento que tiene el deporte por muchos factores, desde su estructura, reglas, los medios de comunicación, sus profesores, su economía, competencias, la difusión, los atletas, sus organizaciones... Tocando toda la industria del deporte alrededor de esta metamorfosis.
El tenis ha tenido un proceso que confirma su crecimiento, destapándose aún más con la enorme difusión que tuvo en los últimos 20 años, con personajes como Novak Djokovic, Roger Federer, Rafael Nadal, y antes con Andre Agassi, Pete Sampras, Boris Becker y otros, quienes se apoderaron del sistema de crecimiento de una ATP que nació para proteger a los jugadores y se fue transformando en una enorme promotora, cuidando los intereses de los organizadores y profesionalización de las estrellas.
En todo crecimiento de cualquier actividad, existen cambios que van dejando atrás lo que ya no funciona, y el tenis es dominado —en su edad adulta— por profesores, agentes, deportistas y algunos directivos serios, responsables y estudiosos.
En el torneo Delray Beach Open ATP 250, en conversaciones con extenistas, profesores, entrenadores y uno que otro agente, se llega a la conclusión de que el tenis es diferente a la época del mismo Djokovic, Federer y Nadal, y que muchos entrenadores se convierten en motivadores, porque la técnica, estrategia y modo de jugar, son totalmente diferente a las de antes, y en esta metamorfosis destacan los entrenadores europeos principalmente.
Jannik Sinner (número tres en el ranking mundial), reciente ganador en Rotterdam, y Carlos Alcaraz (número dos en el ranking ATP) —junto con una enorme generación de tenistas que tienen entre 17 y 22 años de edad, varios de ellos entre los primeros 100 lugares del ranking— están confirmando con sus entrenadores que el tenis es otro deporte al que venían jugando sus antecesores, porque ahora son auténticos profesionales, su staff estudia tanto a sus jugadores como a los adversarios, hasta en la forma de pisar, ejecutar y de su comportamiento, dejando atrás la metodología usada por entrenadores, padres y agentes, quienes no se acostumbran a los cambios.
Es una metamorfosis natural del deporte.