Frente a la violencia y la delincuencia que se vive en nuestro país, los ciudadanos vivimos con la expectativa de una autoridad con la voluntad y los recursos para contener la oleada de inseguridad. Desde las ciudades grandes hasta los municipio más pequeños, el crimen organizado ha buscado sacar raja en ausencia de una presencia efectiva de las fuerzas del orden.

Malinalco es un municipio soleado, apacible, rico en historia y naturaleza. Su gente es tranquila y amigable, trabajadora y hospitalaria. No es un lugar muy atractivo para el crimen organizado pues su población anda por los 28 mil habitantes, no hay mucho mercado. Su presidenta municipal, de Movimiento Ciudadano, que llegó con amplio respaldo de la población, es una persona honesta.

En los últimos años Malinalco ha sido víctima de la presencia de algunos elementos tóxicos que empañan el ambiente y generan inseguridad. Ahora tenemos presencia de policía municipal, policía estatal y guardia nacional, quienes indistintamente hacen rondines por el municipio para detectar y detener a personas sospechosas.

En esa lógica, el pasado 6 de octubre realizaron operativos conjuntos (Sedena, Guardia Nacional y Policía Estatal) en distintos puntos de la cabecera municipal y detuvieron a ocho personas. Según el boletín oficial, los detenidos forman parte de una célula del cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Sobre tres de los detenidos se dice que los detuvieron en la calle del panteón por aparecer sospechosos y que les encontraron drogas, armas, cartuchos, chalecos, radios, etc. Si así fue, su detención estuvo perfectamente justificada.

Sin embargo, nada se dice de cinco detenidos en una casa en el barrio de San Guillermo a donde llegaron los integrantes del operativo a las 2 de la mañana, tumbaron la puerta de entrada y las puertas de las habitaciones, insultaron, golpearon y denigraron a todos los que ahí se encontraban dormidos y arrasaron con todo lo que encontraron a su paso. No se identificaron, no presentaron ninguna orden de aprehensión o de cateo, no preguntaron por nadie ni dieron las razones por las que los detenían. Se llevaron a todos excepto a una de las mujeres a la que encerraron en un cuarto con dos menores, de 4 y 7 años. “Te dejamos para cuides a tus chamacos” le dijeron. A una de las mujeres se la llevaron descalza y en ropa interior.

La información sobre las detenciones en la casa del barrio de San Guillermo se obtuvo de la mujer que dejaron “para cuidar a los chamacos” y que al día siguiente denunció los hechos ante el ministerio público. Los nombres de los detenidos en esa casa ciertamente coinciden con los que aparecen en el boletín oficial como integrantes de la célula del CJNG. Se menciona también que una de las detenidas es funcionaria del DIF municipal, lo que sí corresponde a la realidad, pues es uno de los pilares de dicha institución.

La detención de estas cinco personas causó gran zozobra en la comunidad pues son conocidas como gente tranquila, honesta y trabajadora. Ninguno de ellos tiene antecedentes penales. Al asombro se sumó la indignación. ¿Cómo es posible que se hagan detenciones en forma tan intrusiva, arbitraria y grosera sin mediar ningún procedimiento jurídico? ¿Quién autoriza a las fuerzas del orden a actuar de esta manera? ¿A quién recurrimos si estas son nuestras autoridades? Alguien decía por aquí “así las cosas, prefiero al crimen organizado, por lo menos ellos saben identificar a su enemigo”

Las cinco personas en mención siguen detenidas en espera de juicio. El resultado es ciertamente incierto. Podrían engrosar las filas de inocentes encarcelados o, si tienen suerte, encontrarse con un juez profesional y honesto que haga justicia y los deje libre. Otra historia es la de los elementos que hicieron la detención. Por supuesto no tienen nombre ni apellido ni pagan las consecuencias de su actuar. Son las corporaciones del Estado.

Que tragedia para el ciudadano tener por un lado al crimen organizado y, por el otro, lado a fuerzas del orden de muy dudosa legitimidad en sus actuaciones. Como ciudadanos, quedamos así entre dos frentes, susceptibles, en cualquier momento, de ser víctimas del fuego amigo.

lherrera@coppan.com

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