La economía global atraviesa una fase convulsa. La agresiva política arancelaria de Estados Unidos, bajo el liderazgo del presidente Donald Trump, ha desatado una ola de incertidumbre que pone a prueba la arquitectura del comercio internacional. México, como vecino y principal socio comercial de Estados Unidos, enfrenta una encrucijada estratégica. La pregunta ya no es si habrá disrupciones, sino cómo prepararse para ellas. La respuesta requiere realismo, visión y coordinación entre el gobierno y el sector privado. A continuación, algunas acciones clave a implementar a futuro:

1. Diversificar exportaciones… en serio esta vez


Durante años, la necesidad de diversificar los destinos de exportación ha sido un mantra diplomático, más citado que ejecutado. Hoy es una urgencia. Con casi el 80% de las exportaciones mexicanas dirigidas a Estados Unidos, el país sigue excesivamente expuesto a decisiones unilaterales de Washington. México debe acelerar su estrategia de apertura hacia Asia, Europa y América del Sur, aprovechando tratados como el T-MEC, el CPTPP y el Acuerdo Global con la Unión Europea. Esto implica no solo firmar acuerdos, sino invertir en infraestructura logística, servicios aduaneros y diplomacia económica para que las empresas puedan realmente utilizarlos.

2. Reforzar el mercado interno


Una economía con una base de consumo sólida es menos vulnerable a las turbulencias externas. El gobierno mexicano debe impulsar políticas que aumenten el poder adquisitivo, reduzcan la informalidad y fomenten la productividad de las PYMES. Es necesario tener estabilidad macroeconómica y certeza fiscal. Se debe enfatizar la inversión pública en infraestructura, que normalmente tiene un efecto multiplicador. El apoyo a la digitalización y formalización empresarial es fundamental, al mismo tiempo que se fomenten programas de financiamiento accesible para emprendedores. En el largo plazo, una clase media más robusta y un mercado interno dinámico son la mejor defensa contra la volatilidad global.

3. Defender el Estado de derecho y la confianza institucional


En tiempos de incertidumbre internacional, los inversionistas buscan refugio en países que ofrecen estabilidad jurídica. México no puede controlar las decisiones de la Casa Blanca, pero sí puede controlar su entorno doméstico. Proteger la independencia judicial, evitar cambios regulatorios abruptos, y garantizar un trato parejo a inversionistas son medidas esenciales para fortalecer la credibilidad del país.

4. Transitar de maquila a manufactura avanzada


Las tensiones comerciales pueden convertirse en una oportunidad si México logra posicionarse como una plataforma de manufactura avanzada para América del Norte. Para ello, debe ir más allá del modelo de bajo costo y apostar por la formación de talento técnico en áreas como mecatrónica, inteligencia artificial y robótica. Es indispensable también la integración de cadenas de valor regionales con mayor contenido nacional. Debemos

trabajar en atraer inversión en industrias estratégicas como semiconductores, energías limpias y electromovilidad. México debe prepararse no solo para recibir plantas de ensamblaje, sino para desarrollar ecosistemas de innovación industrial.

5. Una diplomacia económica más activa y profesional


Aunque es importante decir que nuestra Presidenta Sheinbaum ha manejado una situación imposible de manera admirable, en un contexto donde el comercio se ha vuelto un instrumento de presión política, México necesita una diplomacia económica más estratégica. Esto implica: monitorear constantemente los riesgos regulatorios y comerciales en Estados Unidos, establecer mecanismos de defensa comercial rápidos y eficaces, y promover activamente al país como destino confiable para nearshoring y relocalización industrial. México debe dejar de ser un espectador de la guerra comercial y convertirse en un jugador con agenda propia.

6. Para el empresario: planificar con escenarios


El sector privado no puede seguir operando bajo el supuesto de que “todo volverá a la normalidad”. Es momento de integrar la incertidumbre en la planeación. Las empresas deben adoptar modelos de planeación por escenarios, considerar ajustes en sus cadenas de suministro, evaluar riesgos geopolíticos, y tener planes contingentes claros ante cierres fronterizos, aranceles o disrupciones logísticas. Invertir en inteligencia estratégica y análisis de entorno ya no es lujo: es supervivencia.

El entorno actual es complejo, pero no necesariamente adverso. México puede salir fortalecido si entiende que la globalización está cambiando de forma, no desapareciendo. En este nuevo orden, la capacidad de adaptación será más valiosa que cualquier ventaja comparativa del pasado. En las palabras del inmortal Albert Eisenstein: “En momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento.”

@LuisEDuran2

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