La reciente elección de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta mujer de México marca un hito histórico no solo para el país, sino para toda América Latina. En un momento en que la igualdad de género y la representación femenina en altos cargos políticos son temas centrales, la presidencia de Sheinbaum simboliza un avance significativo hacia una sociedad más inclusiva y equitativa. Pero más allá de la simbología, su mandato presenta una oportunidad inigualable para impulsar el crecimiento económico de México de manera acelerada y sostenible.
La experiencia internacional nos muestra ejemplos inspiradores de mujeres que han liderado sus países hacia una prosperidad económica notable. Angela Merkel, en Alemania, es un caso emblemático. Durante sus 16 años en el poder, Merkel no solo estabilizó la economía alemana tras la crisis financiera de 2008, sino que también la consolidó como la más fuerte de Europa. Su enfoque en la disciplina fiscal y la innovación tecnológica sentó las bases para un crecimiento robusto y sostenible. En Nueva Zelanda, Jacinda Ardern ha demostrado que el liderazgo femenino puede combinar la empatía y la eficacia. Su manejo de la pandemia de COVID-19, a través de medidas rápidas y decisivas, permitió que Nueva Zelanda mantuviera una de las tasas de infección más bajas del mundo, minimizando así el impacto económico negativo. Además, su compromiso con políticas de bienestar ha mejorado la calidad de vida de los neozelandeses, demostrando que el crecimiento económico puede y debe ir de la mano con el desarrollo social. Otro ejemplo notable es el de Christine Lagarde, quien, como directora del Fondo Monetario Internacional (FMI) y ahora presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha sido una figura clave en la promoción de políticas económicas que fomentan la estabilidad y el crecimiento. Lagarde ha abogado por la igualdad de género en el ámbito económico, demostrando con datos que la inclusión de más mujeres en la fuerza laboral es esencial para el crecimiento global.
Claudia Sheinbaum tiene ante sí una oportunidad similar. Con una formación en ciencias y una destacada carrera política como jefa de gobierno de la Ciudad de México, Sheinbaum ha demostrado su capacidad para gestionar grandes retos. Bajo su liderazgo, la capital ha visto mejoras significativas en infraestructura, movilidad y seguridad, factores cruciales para el desarrollo económico.
Uno de los principales desafíos que enfrenta México es el crecimiento económico acelerado al mismo tiempo que se reduce la desigualdad económica. Sheinbaum puede tomar inspiración de los modelos europeos y neozelandeses para implementar políticas que no solo impulsen el crecimiento económico, sino que también aseguren una distribución más equitativa de la riqueza. La inversión en educación y salud, así como el fomento a la innovación y la tecnología, serán claves para crear un entorno propicio para el crecimiento económico sostenible. Además, el contexto global actual ofrece una oportunidad única para México. Hemos hablado mucho en esta columna de la gran oportunidad que tiene nuestro país ante el fenómeno del “near-shoring”. La reconfiguración de las cadenas de suministro internacionales y el creciente interés en la diversificación de mercados, posicionan a México como un destino atractivo para la inversión extranjera. Sheinbaum tiene la oportunidad de fortalecer las relaciones comerciales, modernizar la infraestructura y promover políticas que faciliten la inversión, generando así empleo y bienestar para la población.
La presidencia de Claudia Sheinbaum es un momento histórico para México. Su liderazgo no solo simboliza un avance en la igualdad de género, sino que también representa una oportunidad única para transformar la economía del país de manera acelerada y sostenible. Siguiendo el ejemplo de mujeres líderes exitosas a nivel mundial, Sheinbaum tiene el potencial de dejar una huella imborrable en la historia económica de México, llevando al país hacia un futuro más próspero y equitativo.
@LuisEDuran2