Se llamaban Diego, Uriel, Dante, Roberto y Jaime, tenían entre 18 y 22 años de edad, tenían amores, tenían sueños, tenían secretos y tenían vida por delante.
El Cártel Jalisco Nueva Generación los obligó a matarse entre ellos, lo que sería un fin de semana de relajo y descanso, terminó en una masacre que le parece un pobre chiste a López Obrador.
Quizá, es lo más seguro, el Presidente no vio el video en donde uno de los muchachos usa una piedra para golpear a su amigo hasta la muerte para, inmediatamente, comenzar a degollarlo mientras algunos sicarios disfrutan y graban la escena.
Seguro, segurito, que no lo vio; no se hubiera atrevido a burlarse con un chiste de cuarta cuando le preguntaron sobre el tema y, literalmente, se hizo el sordo: “Ayer me decía un amigo, que dice que le decía su esposa ‘que me des 200 pesos para ir al mercado’, ‘no oigo, por acá por el otro’, ‘que me des 500 pesos para ir al mercado’, ‘mejor los 200'”, dijo cuando los reporteros le pidieron a gritos una respuesta sobre la masacre.
Dicen que a López Obrador no le gusta ver esas cosas, que lo ponen mal, que le amargan el día y que en el gabinete de seguridad madrugador, rara vez se proyecta algo que lo incomode. Por eso, estoy casi seguro de que no vio el video, si no quizá hubiera llegado con otro semblante, con otra cara, con otra vergüenza.
¿Usted vio el video? De corazón espero que no lo haya hecho, pero entiendo perfectamente que no todos tenemos el privilegio de cerrar los ojos a la cruel realidad como lo hace Andrés Manuel.
El Presidente que dice no sabe odiar, irradia mucho odio para sus millones de solovinos. Las redes ahora están cargadas de odio contra los muchachos, como si ellos hubieran tenido la culpa de su muerte. Las redes del AMLOVE aplauden también que hayan destazado malandros en Veracruz y que asesinaran policías corruptos en Zacatecas, casi justifican al México Roto como una especie de limpieza social, vaya que las sectas son muy raras.
Empero, el mundo de AMLOVE es bien diferente de la realidad, los secuestros de hombres que viajan solos se hicieron comunes en las épocas más crudas de la guerra del narco cuando gobernaba Felipe Calderón. En los territorios totalmente dominados por los cárteles cualquier grupo de hombres que circulaba en las carreteras podía ser considerado una posible amenaza del enemigo, por lo regular los detenían en retenes clandestinos y casi nunca creyeron que se trataba de inocentes, mejor matar que arriesgarse.
La época de Calderón ya quedó muy atrás, este gobierno ha sido mucho peor y las llamas sólo se avivan para comerse más y más parte del país.
Pero, mejor no ver eso, lo pone a uno de malas, daña la salud mental, no es bueno para el alma, uno llega de mal humor a su trabajo, aunque su trabajo sea ser Presidente de México e improvisar de cualquier tema durante dos horas todos los días. El problema, es que las tragedias se acumulan. Es cierto que lo malo siempre pasa, pero en este país cada vez pasa mucho más.
De Colofón
“Y mete la manita y saca la bolita y vamos a ver, qué encuestadora es…”, hoy definen mediante rifa a las encuestadoras que harán la encuesta-dedazo de la 4T.
Los dados están evidentemente cargados (Noroña Dixit) y se da por descontado que Claudia Sheinbaum será la ganadora por imposición, no por aclamación.
Ebrard no es ingenuo, ayer lanzó serias denuncias al proceso en el que ha apostado de buena fe pero en el que todo mundo, salvo él, ven su inminente derrota. El mensaje caló hondo en la dirigencia de Morena y preocupa a su otrora pupilo Mario Delgado.
Ebrard ha repetido hasta el cansancio que no romperá con Morena, que no lo vamos a ver como candidato del MC y mucho menos de la Alianza por México, que ya encarrila su proceso para definir candidato o candidata en los primeros días de septiembre.
Pero Marcelo tampoco ha prometido apoyar ciegamente al ganador de la 4T.
Y todavía faltan 289 días para la elección de 2024.
Postdata:
Este teclista-columnista se toma unos días para desconectar y recargar pilas. Nos leemos el próximo jueves 7 de septiembre.