"Señor Presidente: millones han puesto su confianza en usted. Y como usted dijo ayer, ha sentido la mano providencial de nuestro Dios amoroso. En el nombre de Dios, le pido que tenga misericordia para la gente en nuestro país que tiene miedo ahora”. Con esas contundentes palabras, la reverenda Mariann Edgar Budde —ministra de culto de la Iglesia Episcopaliana— apeló con valentía a la compasión del hombre más poderoso de los Estados Unidos en un momento particularmente delicado en la historia de la nación norteamericana.

En su sermón resuena una tradición que se nutre del ideario de líderes espirituales como Dietrich Bonhoeffer o Martin Luther King. Una perspectiva de defensa de la dignidad humana que —sin violencias, estridencia ni vanidad— sabe plantarse ante quienes detentan el mando de las instituciones políticas, económicas o sociales.

Muchas de las expresiones de solidaridad que han surgido en ambos lados de la frontera ante el racismo, el nativismo y las amenazas contra las y los migrantes, parten de una mirada ecuménica.

Pienso, por ejemplo, en la labor humanitaria efectiva de tantos albergues y casas del migrante en México vinculadas a la Iglesia Católica y otras iglesias de diversas denominaciones. Todos ellos están redoblando sus esfuerzos ante la inminente crisis.

Nosotros los jesuitas entendemos esa tradición de ver por el otro como la expresión del binomio fe-justicia. Por eso, ante las recientes decisiones del nuevo gobierno de los Estados Unidos, obras sociales como el Servicio Jesuita para Refugiados (SJR) o el albergue binacional “Iniciativa Kino para la Frontera”, trabajan sin tregua para brindar apoyo. Este proyecto se estableció para proveer asistencia humanitaria directa y un acompañamiento integral a las personas en tránsito. Su equipo trabaja tanto en la frontera de México en Nogales, Arizona como en la de Nogales, Sonora. La iniciativa sirve principalmente a migrantes deportados de Estados Unidos, así como a las personas que buscan mejores oportunidades de vida .

Por otro lado, instituciones académicas como la Universidad Iberoamericana apoyamos trabajos de denuncia e incidencia como el que realiza nuestro Programa de Asuntos Migratorios. El PRAMI promueve un enfoque de protección y de derechos humanos en las políticas migratorias, además de fomentar el acceso universal a derechos y el desarrollo social sin discriminación por origen nacional para todas las personas que están en el territorio mexicano.

Por ejemplo, a través de este programa, en 2024 se realizó el encuentro “Ellas y Ellos Tienen la Palabra. Un diálogo entre Defensoras y Defensores de Personas Migrantes”. Este abordó el tema de la protección desde un enfoque psicosocial para personas defensoras de migrantes en contextos de creciente riesgo y violencia sociopolítica.

Estas obras son de corte social. Pero su trabajo tan cercano al dolor nos revela lo más profundo de la bondad, conectándonos con la humanidad entera.

Cuando escuchaba a la Reverenda, pensaba que lo que pronunció nos remonta a los orígenes mismos del cristianismo, donde la misericordia tiene un papel fundamental. Por eso las palabras de la obispa se inscriben en una tradición de la que bebemos todas y todos. Y es que el “profeta” siempre es aquel que escucha la voz de Dios y anuncia la Verdad que nos quiere comunicar: compasión y misericordia.

Frente a los nubarrones del horizonte, es necesario que superemos resquemores infundados e ideologías trasnochadas. Las autoridades del Estado mexicano deben ver en este profuso tejido de la sociedad civil y las iglesias, aliados para defender la dignidad de las personas migrantes.

No cabe duda de que nos encontramos en tiempos complejos. Existe la tentación de sofocar la crítica y alinearse a los poderes en boga. La irrupción en lo público de una postura como la de la Reverenda Budde nos recuerda que, en un mundo secular, la voz religiosa puede desempeñar un papel fundamental cuando se sabe plantar ante el poder mundano. Esta voz debe reclamar derechos y compasión en favor de los más débiles. Tiene compasión aquel que comparte el sufrimiento del otro y actúa con empatía para mitigarlo o al menos acompañarlo.

Una vez más, frente al poder absoluto, la sencillez de una palabra como misericordia nos cimbró el corazón e hizo un llamado a nuestra parte más humana. Toda una lección para los tiempos convulsos que vivimos.

Rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México

 Kino Border Initiative. (n.d.). Ayuda humanitaria. Kino Border Initiative. Recuperado el 24 de enero de 2025, de

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