Hace un par de semanas, Idea Internacional publicó el último informe sobre el Estado Global de la Democracia 2025 titulado “Democracia en movimiento”. La organización con sede en Suecia, dedicada a promover reformas y prácticas a favor de procesos electorales libres y competitivos, cuenta con un acervo de medio siglo que permite conocer el comportamiento y las tendencias de los regímenes políticos en 174 países del mundo.
Para la organización internacional, existen cuatro pilares fundamentales para cualquier régimen que se considere democrático. Estos son: la calidad de la representación política, la capacidad de ejercer derechos fundamentales, el Estado de derecho y la participación ciudadana tanto por la vía electoral como la no electoral.
Las noticias no son alentadoras. Tras el súper ciclo electoral de 2024, en el que más de la mitad de la población del mundo acudió a las urnas, las democracias continuaron debilitándose. Mientras que 94 países, es decir más de la mitad, tuvieron un retroceso en alguno de los indicadores, 55 países registraron mejoras. Esto sucedió tanto en países desarrollados como en los no desarrollados. De los cuatro pilares centrales, la representación política fue la que contó con un mejor desempeño. Y aún así, al analizar el sufragio inclusivo, la pluralidad partidista, la credibilidad de las elecciones, la efectividad de los congresos, las democracias subnacionales y el desempeño de los gobiernos, ésta se encontró en uno de los niveles más bajos desde el 2001.
Mientras que los niveles de participación se mantuvieron constantes, el ejercicio de derechos continuó con un desempeño medio y bajo. La libertad de prensa fue la que más retrocesos tuvo. En 43 países tanto desarrollados como en vías de desarrollo, los medios de comunicación sufrieron intentos de censura o de control por parte de los gobiernos. El retroceso en la libertad de expresión es el más grave desde que se empezó a publicar el informe, lo cual representa una amenaza tanto a la rendición de cuentas como a la calidad de la información con la que se nutre el debate público.
El Estado de derecho fue el pilar con uno de los desempeños más bajos. En 32 países hubo francos retrocesos. Uno de los aspectos más alarmantes fue la falta de independencia de los poderes judiciales. Esto sucedió en 22 países con desempeños democráticos bajos y medios, pero también en dos países desarrollados: Noruega y España. Los deterioros más fuertes fueron observados en contextos de fuerte inestabilidad política y violencia como Afganistán, Chad, Myanmar, Palestina, El Salvador y Túnez.
La reforma al poder judicial en México fue señalada como preocupante tanto por los escasos requerimientos para ser juzgador como por las condiciones en las que se validó la elección judicial.
Este panorama coincide con la crítica que recientemente hiciera el jurista Luiggi Ferrajoli. Para el catedrático, “una concepción simplificada, elemental primitiva y autoritaria de la democracia” sostiene que la conquista de la mayoría en las elecciones y sus jefes constituyen la expresión de la voluntad y la soberanía popular sin admitir ni límites ni vínculos a sus poderes. Para Ferrajoli, México se diferencia de otros países por haber optado por la vía institucional de la elección popular, sin embargo, no duda en alertar que, con el tiempo, habrá jueces gubernamentales que se sujetarán a los intereses políticos antes que a la imparcialidad de la ley. A pesar de esto, no todo está perdido. Para Idea internacional el latido de las democracias reside en la capacidad de movilización ciudadana y en la exigencia de contar con elecciones libres y competitivas. Y es este el debate en el que estamos.
Investigadora de la UdeG






