Vergüenza es una palabra que en la política muchos no conocen, el ejemplo más reciente es el del expresidente Ernesto Zedillo. Gozando de su pensión, auto exiliado trabajando en empresas de la iniciativa privada que benefició en su gobierno neoliberal, se aparece de pronto para “denunciar” el trabajo que está haciendo la presidenta Claudia Sheinbaum y el de expresidente López Obrador. Entre vergüenza y cinismo, no sabría cuál de ellas le gana a la otra a este oscuro personaje que nadie extraña.

A través de una entrevista de una publicación de la cual es muy amigo el expresidente, señala que respecto a la reforma al poder judicial: “lo que han hecho López Obrador y sus cómplices en los últimos meses, en esta materia, es realmente el final de la democracia mexicana”. ¡Habráse visto tal cinismo! No puede tomarse en serio cuando estas palabras vienen de una persona que hizo todo por rescatar a los bancos y pasarles a la deuda a todas y todos los mexicanos, que fue artífice de una matanza que hasta el día de hoy sigue sin tener justicia, Acteal.

Ese rescate bancario realizado bajo la administración de este impresentable personaje, ha significado un pago acumulado en intereses por 945 mil 895 millones de pesos, de acuerdo con información de la Secretaría de Hacienda. A precios actualizados por inflación, esta cifra ya supera 2 billones de pesos, rebasando las estimaciones hechas Zedillo sobre el impacto que tendría para los contribuyentes, es lo que reportan algunos medios.

En 1997, también durante el periodo de este señor, se asesino a 45 tzotziles, las víctimas, 16 eran niños, niñas y adolescentes; 20 eran mujeres y nueve hombres adultos. Siete de las mujeres estaban embarazadas, en ese entonces se responsabilizó a una incursión paramilitar opuesta al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). A este caso nunca se le encontró justicia y 22 años después, el Gobierno de México se planteó trabajar para alcanzar la paz en Acteal, y fue en 2022 cuando el Estado mexicano ofreció una disculpa pública a personas sobrevivientes y familiares de víctimas, así como a la comunidad de Acteal y al pueblo tzotzil por el profundo agravio del que fueron objeto. Y ahí, ni chistó el expresidente, nada supimos de él.

Estos antecedentes deberían ser suficientes para seguir en el exilio pero no, ante la desesperada situación que vive la oposición de este país, han optado por recurrir a este tipo de personajes impresentables para ver si detienen a este imparable movimiento. Y aquí es donde aparece Zedillo, creyendo el pobre que tiene autoridad moral para criticar la labor que está haciendo la Cuarta Transformación en México para devolverle a la gente poco lo que gobiernos como el de él, le robaron a las y los mexicanos.

Sorpresa que debieron llevarse él y los artífices para romper su silencio de ver que la gente si lo recuerda, pero con indignación porque no solo fue el culpable del Fobaproa, el presidente de Acteal, fue el de la crisis del 94 en donde millones de personas perdieron su patrimonio, sus ahorros, sus casas, todo.

El mejor lugar para estos personajes será siempre la oscuridad y el silencio

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.