Desde San Luis Potosí, nos platican que en la segunda parte del thriller “El fantasma de Carlota del Palacio de Gobierno”, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona (PVEM) organizó un tour para reporteros que insistían en preguntar sobre la mujer desnuda que fue grabada en una ventana del recinto. Nos indican que don Ricardo les comentó a los comunicadores que el salón, donde presuntamente estaba la mujer, siempre ha estado cerrado, no cuenta con luz y nadie entró ni salió a esa hora, e insistió en que las cámaras de seguridad no captaron nada; aunque, para darle misterio, afirmó que el personal que labora en palacio se queja de ruidos extraños y objetos que caen, por lo que, “por aquello de no te entumas”, adelantó que bendecirá el lugar. ¿Y los cazafantasmas?
“Los futuros extorsionadores”
La que “volvió a hacer de las suyas” en Puebla, nos cuentan, fue la diputada local Nayeli Salvatori Bojalil (Morena), pues ahora se refirió a los niños que venden dulces en las escuelas de forma clandestina, por la prohibición de comida chatarra, aunque no lo hizo en buenos términos. A un mes de presumir sus outfits, nos relatan que doña Nayeli posteó un video en el que asegura que “el tráfico de dulces no es broma” y literal afirma: “yo no lo veo como un emprendimiento, lo veo como un desacato y veo a ese niño como un futuro extorsionador, como un futuro transa” y termina dando un regaño a los padres que permiten estas conductas, lo cual no cayó muy bien, pues algunos la señalaron de criminalizar a los niños. ¡Zas!
Casi vía libre para armar a agentes
El que “está cerca de salirse con la suya” en Coahuila, nos comentan, es el alcalde de Torreón, Román Alberto Cepeda González (PRI), pues podría cumplirse su propuesta para armar a los agentes de Tránsito y Vialidad, con el único argumento de incrementar la seguridad. Nos señalan que, en el Congreso local, Morena intentó que don Román y sus funcionarios de seguridad comparecieran para presentar un plan detallado, pero la mayoría del PRI y PAN tiraron el punto de acuerdo, con lo que don Román casi tiene “vía libre”. ¡Qué tal!