Nos platican que en Zacatecas los que “subieron de tono” la pugna son los gobiernos estatal, de David Monreal Ávila (Morena), y de la capital, de Miguel Varela Pinedo (PAN), por la construcción del polémico segundo piso, al grado que el edil pidió a la presidenta Claudia Sheinbaum detener la obra, bajo el argumento de que amenaza el nombramiento de Ciudad Patrimonio. Nos detallan que “el deschongue” entre las dos administraciones revivió en redes sociales “con dimes y diretes”, pero el colmo fue que, al estilo de la Pantera Rosa, en un puente peatonal del centro, el ayuntamiento pintó: “No al segundo piso”, pero después la cuadrilla estatal reescribió “Sí al segundo piso”. “De los dos no se hace uno”, dicen los zacatecanos.

Anda edil de “candil de la calle...”

El que “anda en todo, menos en misa” en Chihuahua, nos comparten, es el alcalde de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar (Morena), o al menos así lo ven en su municipio, luego de que en días recientes acudió a la Ciudad de México para recibir “el Premio Lidera 2025”, el cual es otorgado por Grupo FCO y Líderes Mexicanos. El problema, nos explican, es que don Cruz “ya ni disimula” su intención de “jalar reflectores” para competir por la candidatura de Morena a la gubernatura en 2027, y cada vez son más constantes sus visitas a los municipios del sur y centro del estado, aunque sean sin mucho sentido y sólo para tener presencia, por lo que en la ciudad fronteriza a los habitantes no les está cayendo muy en gracia. ¡Qué tal!

¿No que le caía mal el góber?

Como dicen: “cae más rápido un hablador que un cojo”, nos comentan que así le pasó en Chiapas al diputado federal Guillermo Rafael Santiago Rodríguez (Morena), quien en tiempos electorales “le apostaba” a Zoé Robledo para que fuera candidato a gobernador, pero como no llegó, en un arranque de ira despotricó contra el ahora gobernador Eduardo Ramírez Aguilar (Morena), señalando que “con él ni a la esquina; lo he dicho públicamente y lo sostendré siempre”. Sin embargo, nos señalan que “en esas ironías de la vida” ahora don Guillermo busca toda oportunidad para aparecer cerca o tomarse la foto con don Eduardo, como si fueran “grandes bro- thers”, aunque el mandatario “trata de tenerlo de lejitos”. Como dicen, “en política las deslealtades se mastican, pero no se tragan”.

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