El martes pasado, con el voto de 435 diputados de todas las fuerzas políticas, rendí protesta como Presidenta de la Cámara de Diputados. Dicho encargo es el más grande honor en mi carrera parlamentaria y mi principal objetivo es colocar a la palabra en el centro de la vida pública.
La Cámara, a partir de la Constitución de 1917, ha tenido 101 presidencias, de ellas solo 12 han sido mujeres. Estoy convencida de que el diálogo, la verdad y el consenso deben ser el eje transversal de cualquier Congreso. Tengo claro que habrá momentos de intenso debate y por ello me he comprometido a generar las mejores condiciones para la libre y plural manifestación de ideas. Nunca retiraré el micrófono a ningún legislador.
He sido una debatiente fuerte y apasionada, sin embargo, hay tiempos para debatir y otros para dirigir. Durante mi encargo, el protagonista no será la presidencia de la Cámara, sino la manifestación de las posturas de las distintas fuerzas políticas.
Soy una parlamentaria de carrera. He recorrido la mayoría de los cargos dentro del Poder Legislativo, ya que he sido asesora legislativa, secretaria particular y técnica, diputada local, federal y constituyente, Senadora de la República y hoy Presidenta del Congreso General. Durante ese trayecto aprendí que el equilibrio de poderes y la pluralidad no son un simple adorno democrático, sino la base de un sistema que garantiza representación y contrapesos. El parlamento es uno de los principales motores de la democracia.
Mis compromisos son públicos, claros y específicos: garantizar el derecho de cada diputada y diputado a representar a sus votantes, respetar la ley y hacerla valer, reconocer tanto a las mayorías que se construyen, como a las minorías y lo que representan. En resumen, me comprometo a garantizar la unidad en la pluralidad.
Creo en el Parlamento y en sus reglas, en su estructura, en lo productivo de sus deliberaciones y en el beneficio que genera en la vida de los ciudadanos. Confío en el debate apasionado, pero respetuoso. En el cuestionamiento agudo, pero honesto.
El reto es enorme: transformar las palabras en hechos, los compromisos en reglas de convivencia parlamentaria, las promesas en resultados tangibles para la ciudadanía. La ruta ha sido trazada: la ley, la institucionalidad y, sobre todo, la palabra como punto de encuentro.
El primer reto es la discusión del paquete económico para el ejercicio fiscal 2026, el cual será entregado ante la Cámara de Diputados el próximo lunes 8 de septiembre y deberá ser aprobado antes del 15 de noviembre. Asimismo, en las próximas sesiones se tocarán temas de trascendencia como el relacionado con el delito de extorsión.
Creo en la palabra y en ello empeño la mía. Que este año legislativo sea recordado por el ejercicio responsable y serio de la representación popular.
Diputada Presidenta. @kenialopezr