Dos realidades han quedado claras en torno al tema de la imposición de aranceles entre Estados Unidos y México: la primera, que son una carta poderosa en las negociaciones sobre temas no relacionados propiamente con las operaciones de comercio exterior; la segunda, que cuando se llegan a hacer realidad, terminan afectando grandemente a ambos países, por lo que suelen ser temporales. Por segunda ocasión, se ha pospuesto un mes la imposición de aranceles a México y Canadá, lo que implica que se han logrado concesiones en lo negociado. Los mercados financieros ya están asimilando esta estrategia, por lo que se han mantenido estables; sin embargo, la pausa y, en algunos casos, la cancelación de inversiones productivas en el corto plazo causará efectos negativos en la economía nacional, incluso si los aranceles no se materializan.

La presidencia de Donald Trump se ha caracterizado por buscar imponer su agenda ‘America First’, y los aranceles han sido su mejor arma, gracias a que prácticamente todos los países del mundo le venden al mayor mercado mundial de consumo, lo que los hace vulnerables. La sola amenaza ha sido suficiente, al grado de darse el lujo de posponerlos sin que aparentemente pierdan su poder coercitivo. Esto se debe a que, según la experiencia, de llegar a concretarse, aunque solo por unos meses, los efectos serían bastante significativos. El caso de los aranceles al acero de 2018-2019 es un ejemplo claro de ello.

En el caso de México y Canadá, las amenazas arancelarias han sido un instrumento relativamente exitoso de negociación para obtener concesiones y lograr compromisos y acciones en la resolución de los temas de migración y el tráfico de drogas, en los que se atribuye a ambos gobiernos cierto grado de responsabilidad. Sin embargo, estos “acuerdos” solo han logrado posponer la amenaza. Cabe señalar que se suspendieron un mes los gravámenes a los bienes que se comercian al amparo del T-MEC, lo que implica que se mantienen los aranceles de 25% sobre los productos que no cumplan las normas de origen del acuerdo, entre los que se encuentran automóviles y autopartes, textiles y prendas de vestir con contenido chino. Además, aún está pendiente una resolución respecto de los aranceles al acero y al aluminio anunciados para el 12 de marzo.

Un efecto de la posposición de aranceles es una aparente pérdida de credibilidad de los mercados financieros; por ejemplo, los estudios y análisis sobre los posibles efectos señalaban una significativa depreciación del peso frente al dólar. Sin embargo, esto no ha ocurrido de manera evidente. El salto en la paridad de 17 a 20 pesos que experimentó el mercado desde mediados de 2024 se debió a la incertidumbre que el nuevo gobierno mexicano generó por su agenda política, en tanto que las amenazas de aranceles están siendo tomadas más como herramienta de negociación, que mientras logren los objetivos no se aplicarán consistentemente, lo que ha contenido la volatilidad. Esto no exime, sin embargo, que, de llegar a materializarse, como sucedió en el primer gobierno de Trump, se presenten efectos negativos.

Ahora bien, el propio estado de incertidumbre está generando efectos negativos, destacando la puesta en pausa y, en su caso, la cancelación de anuncios de inversión extranjera que se había realizado desde hace tiempo, con su consecuente impacto económico en las zonas donde se esperaba la llegada de nuevas plantas, especialmente las fronterizas donde se ubican la mayor proporción de empresas dedicadas a la manufactura de exportación, y que ya habían atraído fuerza laboral que ahora se queda sin opciones, generando problemas de índole social. Lo anterior es importante porque el comercio exterior transfronterizo es una de las actividades más importantes del país, ya que 80% de las operaciones de exportación se realizan a través de las aduanas fronterizas, las cuales aportan 30% de la recaudación por este tipo de operaciones, lo que es una fuente de ingresos para el gobierno.

Es importante que se llegue a acuerdos mucho más efectivos para dejar de solo posponer un mes más la imposición de aranceles. Las amenazas han sido efectivas para iniciar negociaciones, pero su implementación real tendría efectos negativos significativos en temas de crecimiento, inflación y empleo para ambos países. Se requiere una estrategia efectiva y convincente, no discursos políticos. No debemos esperar hasta el siguiente mes para lograrlo.

Presidente de Consultores Internacionales, S.C.

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