El pasado 15 de mayo, el Banco de México redujo su tasa de interés de referencia, situándola en 8.5%. Este es el séptimo ajuste de una serie de recortes iniciados en marzo del año pasado, además de ser el tercero consecutivo de 50 puntos base. Esta tendencia a la baja en la tasa de interés refleja la postura “relajada” que ha adoptado el banco central en materia de política monetaria, en un esfuerzo implícito por estimular la economía. Sin embargo, en la coyuntura actual existen presiones inflacionarias; en Estados Unidos, las perspectivas apuntan a la posibilidad de que la Fed modifique su política, y ya se registra una fuga de capitales en México, lo que reduce el margen de maniobra de Banxico para seguir disminuyendo su tasa al mismo ritmo.
Desde enero, la inflación subyacente en México ha mostrado una tendencia creciente, pasando de 3.66% en ese mes a 3.93% en abril. Este incremento es resultado de diversas presiones sobre los precios, entre ellas los aranceles al acero, al aluminio, a los automóviles y a productos no amparados por el T-MEC, así como condiciones del mercado interno, donde destacan enfermedades del ganado, sequías prolongadas, escasez de insumos y fluctuaciones estacionales que presionan los precios al alza. De acuerdo con los analistas consultados por Banxico, las expectativas señalan una tendencia creciente en la inflación subyacente a lo largo del año, lo que podría llevar a que se supere el margen del objetivo de inflación de 3% (±1%) para este año. Aun así, la autoridad monetaria ha mantenido el ciclo de recortes en la tasa de interés, como una forma indirecta de estimular el crecimiento ante los magros resultados de la economía.
En Estados Unidos, la Fed ha mantenido su tasa de interés de referencia sin cambios desde diciembre del año pasado, permaneciendo en 4.5%, mientras que la inflación subyacente muestra un comportamiento decreciente, situándose en 2.8% para abril de este año. No obstante, las perspectivas de la propia Fed indican que los efectos de la política arancelaria disminuirán el crecimiento y aumentarán la inflación, incluso con el reciente acuerdo temporal entre China y Estados Unidos, en el que este último reducirá los aranceles a China de 145% a 30%, y China reducirá los aranceles a Estados Unidos de 125% a 10%. Estas condiciones influirán en las próximas decisiones de política monetaria en Estados Unidos, lo que, en función de esto, deberá ser considerado por el propio Banxico.
Con las tasas de interés a la baja, la inversión extranjera en valores ha comenzado a reaccionar de manera negativa. La reducción en las tasas de rendimiento respecto a Estados Unidos ha disminuido el margen de ganancia, además de la persistencia de la incertidumbre. En lo que va del año, los valores gubernamentales en manos de extranjeros han mostrado una tendencia negativa; en el último mes se registró una caída de 3%. Estas fugas de capital comenzarán a presionar la estabilidad de la moneda nacional, que se ha mantenido por debajo de 20 pesos. Esto es algo que Banxico debería considerar para la próxima reunión de política monetaria.
Ante este panorama, donde la inflación en México va al alza, la posible reacción de la Fed a las condiciones internas de Estados Unidos y la posibilidad de que se incremente la fuga de capitales, se complica el margen de maniobra que tiene Banxico para seguir disminuyendo la tasa de interés en 50 puntos base el próximo mes.
Presidente de Consultores Internacionales, S.C.