El pasado 8 de agosto estalló un nuevo conflicto derivado de los ataques de Hamas a territorio israelí. Esto ha puesto a toda la región en el escrutinio del mundo entero y, si bien el conflicto bélico es lo más importante, nos da pie a analizar diversos factores que caracterizan a la zona. Yo me centraré en lo que respecta al agua.
Israel y Palestina tienen características climatológicas similares, con una precipitación media por debajo de los 100 milímetros cúbicos (mm3) en la zona del desierto, y en las regiones donde más llueve llega hasta los 700 mm3, sin embargo, cada bando ha gestionado de manera diferente el agua, con resultados dispares.
Por un lado, Israel es conocido por su innovadora y eficiente gestión del agua, que le ha permitido superar la escasez y convertirse en un líder tecnológico para su aprovechamiento. Algunos puntos clave han sido los siguientes:
- La desalinización. Israel tiene plantas de desalinización que proveen de agua potable a las ciudades costeras.
- Reciclaje de agua. Trata y recicla una gran parte de su agua residual. El agua reciclada se usa en la agricultura, la industria e, incluso, para uso doméstico.
- Agricultura de precisión. Ha desarrollado tecnologías avanzadas de riego por goteo y sistemas de monitoreo de la humedad del suelo que permiten un uso más eficiente del agua.
- Educación y concienciación. El gobierno, junto con la población, hacen uso de una mejor práctica en casa y trabajo.
- Israel ha implementado políticas de gestión del agua que incluyen la asignación de cuotas a las diferentes industrias y sectores. También se han establecido precios del agua que reflejan su escasez, lo que alienta el uso responsable.
- Investigación y desarrollo. Israel ha mejorado todos sus procesos, llegando a una gran eficiencia y bajo costo.
Por otro lado, el agua en Palestina es un tema complejo y delicado debido a la situación política y los desafíos que enfrenta la región.
- Escasez de agua. Palestina, incluyendo Cisjordania y la Franja de Gaza, sufre una escasez crónica de agua. La disponibilidad de agua dulce per cápita es significativamente menor que el promedio mundial, y las fuentes de agua son limitadas.
- Contaminación del agua. La calidad del agua también es un problema en muchas áreas de Palestina debido a la contaminación de las aguas subterráneas y superficiales. Esto se debe, en gran parte, a la falta de infraestructura de tratamiento de aguas residuales adecuada y a la contaminación por actividades agrícolas e industriales.
- Uso agrícola intensivo. La agricultura es una fuente importante de demanda de agua en Palestina. El riego agrícola a menudo se realiza de manera ineficiente, sin regular su uso.
En resumen, Israel gracias a una mejora de la gestión del agua, no sólo ha logrado reducir su escasez, sino aprovechar y cuidar el recurso existente. Por el contrario, el desorden social y político en Palestina ha afectado la gestión del agua, por lo que su escasez es evidente en todos los ámbitos.
En este tema México parece más cercano a Palestina que a Israel. Si bien la precipitación media en nuestro país es de 250 mm3, y en las zonas con más lluvia supera los 2,000 mm3 anuales (más del doble que en la región más lluviosa de Israel y Palestina), la escasez del agua cada vez es mayor, se invierte poco en infraestructura y no hay un plan nacional de tecnificación del campo.
No hay excusa, tenemos que cambiar nuestro enfoque y mejorar el uso que le damos al agua. Debemos tomar el ejemplo de Israel en este rubro, pues seguir por el camino que llevamos hasta ahora puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Presidente de la Asociación Mexicana para la correcta Hidratación, AC (Agua en México)