La crisis de la calidad del agua en México no es un problema nuevo, pero sí uno que se agrava con el tiempo debido a la falta de compromiso de los organismos operadores para cumplir con la Norma Oficial Mexicana NOM-127-SSA1-2021, que establece los límites permisibles para garantizar agua potable segura.

En la Ciudad de México, donde la infraestructura hídrica está al borde del colapso, la situación es particularmente alarmante. La falta de inversión constante y una gestión deficiente de los sistemas hídricos han dejado a millones de capitalinos dependiendo de alternativas como los filtros domésticos y las rellenadoras, cuya proliferación—con más de 30,000 negocios a nivel nacional, muchos operando de manera irregular—ha sido tanto una respuesta a la necesidad como un nuevo riesgo para la salud pública.

Ante este panorama, el Gobierno de la Ciudad de México ha impulsado el programa “Agua Bienestar”, que promete garrafones de agua purificada a sólo cinco pesos para apoyar a las colonias más vulnerables. La iniciativa, liderada por la Jefa de Gobierno Clara Brugada, busca garantizar el acceso al agua potable en las 16 alcaldías. Sin embargo, lejos de ser una solución sostenible, este programa parece perpetuar los mismos problemas que pretende resolver, desviando recursos que podrían destinarse a mejorar la infraestructura hídrica y la gestión del agua en la capital.

Estudios recientes, como los realizados por Agua en México, han revelado un panorama preocupante: el 67% de los garrafones de agua expendidos por purificadoras en la Ciudad de México presentan algún tipo de contaminación, principalmente por bacterias coliformes. Estas cifras, respaldadas por análisis de laboratorios certificados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), muestran que las purificadoras locales, incluidas las que operan bajo esquemas similares al de “Agua Bienestar”, no cumplen con los estándares mínimos de la normativa vigente.

El programa Agua Bienestar, aunque bien intencionado, genera serias dudas. En primer lugar, la propia Secretaría de Salud de la Ciudad de México (SEDESA), a través de la Agencia de Protección Sanitaria (AGEPSA), ha suspendido 331 purificadoras en la presente administración por anomalías como garrafones sucios, falta de limpieza en instalaciones, ausencia de control de plagas y deficiencias en los procesos de purificación.

Si el gobierno local es incapaz de garantizar la calidad en las purificadoras existentes, ¿cómo puede asegurar que las “Rellenadoras del Bienestar” operen con estándares adecuados? Además, la supervisión de la calidad del agua recae en las mismas autoridades que promueven el programa, lo que plantea un conflicto de interés que podría comprometer la transparencia y la seguridad del producto. Asi mismo dichas rellenadoras del Bienestar más que operar para ofrecer un producto de calidad, ofrecen la entrada al programa con una politica clientelar, que pareciera más un programa partidista que una solución y una mejora para garantizar un agua segura para los capitalinos.

El programa Agua Bienestar, en su forma actual, no sólo falla en garantizar agua segura, sino que también desvía la atención de las verdaderas soluciones. La Ciudad de México necesita un enfoque integral que aborde la raíz del problema: una infraestructura hídrica obsoleta, una gestión ineficiente y una supervisión sanitaria laxa.

Los capitalinos merecemos agua potable de calidad, no medidas temporales que, lejos de resolver la crisis, podrían agravar los riesgos para nuestra salud. Es hora de exigir al gobierno un compromiso real con el bienestar hídrico, priorizando inversiones a largo plazo y una regulación estricta que ponga la salud de la población por encima de cualquier interés político o económico.

Presidente de Agua en México

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS