No son extrañas las formas políticas que utiliza Donald Trump para querer amedrentar a los otros. Su comportamiento político atiende más a la bravuconería; a la arenga que anime, a sus seguidores, a mantener encendido un nacionalismo irracional que se construye desde la visión maniquea de buenos y malos, excluyendo todo aquello que no encaja en su discurso y genera falsos enemigos que le sirvan para legitimar su llegada al poder.

Trump trendrá mayor control político, pero tiene el límite que marca la Constitución: no podrá reelegirse, eso le hará ir sobre la marcha, acelerar sus resultados y consolidar un proyecto político que vaya más allá de cuatro años, para ello deberá mantener definidos los enemigos a los que culpará de los males de su nación.

La amenaza hecha por Trump a México y Canadá de poner un arancel de 25% a sus productos generó una reacción negativa en los mercados, no sabemos si mantendrá su dicho o está ejerciendo presión para suavizar a sus pares y someterlos a sus caprichos, por lo pronto Claudia Sheinbaum mostró carácter y determinación al responder con firmeza.

Distinto a lo que menciona Héctor Aguilar Camín en su columna “¿Con Trump, por carta?”, me parece que la epístola es el mejor instrumento para hacer pública la postura del gobierno de México. Una llamada entre ambos, Sheinbaum y Trump, levantaría suspicacias. La Presidenta demostró que esta lista para tratar de iguales a quienes encabezan el ejecutivo de otras naciones. No titubeó al mostrar el contenido de su carta; no se escondió en una llamada. Fue tajante en que su política exterior: suscrita en la defensa de la soberanía y de los intereses económicos y políticos de México.

En materia internacional Sheinbaum ha marcado una diferencia clara con su antecesor: participó en el G-20; no se doblegó ante Trump; y trabaja arduamente para traer inversión extranjera a México.

No coincido con quienes desean que a México le vaya mal, aquellos que apuestan que la relación, que será compleja, con Trump sea un factor que dinamite y complejice la economía de nuestro país. Es tiempo de unidad nacional en torno a Claudia Sheinbaum, quien goza de una alta aprobación y respaldo entre la gente. Hay en nuestro país quienes, traidoramente, esperan que Trump tenga injerencia en nuestros problemas, es un error histórico que recuerda a los conservadores que fueron a buscar a un emperador, Maximiliano de Habsburgo, como

única alternativa para derrocar la República de Juárez. La historia se repite y más porque el pensamiento conservador pervive en nuestra sociedad, por ello hoy más que nunca debemos de cerrar filas como mexicanos y no vivir de los odios nacionales, a nadie nos conviene que le vaya mal a México.

La guerra arancelaría perjudicaría a ambas naciones. México no se puede quedar de brazos cruzados, tiene el reto de construir nuevos acuerdos comerciales con América Latina, Asia y Europa; debe de impulsar una solución continental a la problemática de las migraciones, al violencia generada por el crimen organizado y el tráfico de drogas.

Estados Unidos debe de entender que forma parte de los problemas que padecemos como continente y que las soluciones deben ser en conjunto, aislarse terminará por debilitarlo como economía y fortalecer a otros aliados comerciales como China o la Unión Europea.

La historia nos exige acompañar la postura de la Dra. Claudia Sheinbaum. Ser una nación soberana no implica cerrar las fronteras sino defender los intereses nacionales ante cualquier rabieta.

Hasta aquí Mounstruos y Máscaras…

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