Es demasiado pronto para pensar en el proceso electoral de 2030. Lo que Ricardo Salinas Pliego trata de hacer, con su parodia de grito, es construir un escenario donde quede como la víctima si el Estado decide ejercer el derecho de cobrarle lo que debe. Si iniciara un proceso legal o se le embargaran sus empresas, en ese momento, él diría que es persecución política por ser un crítico del régimen y aspirante presidencial.

El escenario puede suceder. En la política mexicana ninguna idea es descabellada, la realidad siempre termina por rebasar cualquier acto de imaginación que hayamos tenido.

En el juego de Salinas Pliego, hay un tema relevante: no goza de popularidad ni prestigio entre la sociedad. Es conocida la manera con la que ha hecho su fortuna. Fue de los grandes beneficiarios del gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Compró Imevisión, ahora Tv Azteca, con ayuda de Raúl Salinas.

El slogan con el que apareció el 15 de septiembre nos recuerda el utilizado, sin éxito, por Xóchitl Gálvez: “Vida, propiedad y libertad”. Se acompaña con una bandera de México y junto a su esposa un estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe. Hay un llamado al sector más conservador de la sociedad mexicana, se apela a la religión y a valores que parecen invocar un pasado, bastante añejo.

Salinas Pliego se contradice con su llamado de no polarizar y utiliza un discurso del bien y el mal, una idea judeocristiana, donde, claramente, él se coloca del lado del bien porque defiende la vida, la propiedad, la libertad, la innovación.

Convoca a unirse a su Movimiento Anticrimen y Corrupción, y para ello menciona los principios que guían su propuesta: a favor de la vida, la propiedad y la libertad; no robar, no matar, no mentir, y en contra de la criminalidad y la corrupción.

Salinas Pliego, aparte de construir un papel de víctima, en caso de que se le obligue a pagar los 75 mil millones de pesos que debe a hacienda, aspira a radicalizar su discurso, a ser un Donald Trump donde de la polarización y de sembrar un discurso de odio logre popularizarse entre la sociedad. Lo veremos utilizar sus redes sociales para discriminar, insultar y ganar, así, un grupo de adeptos que simpaticen con esa forma de racismo y odio. Encontrarán en él una forma de expresar el racismo y clasismo que subsiste en nuestra sociedad, como recordatorio las Ladies y Lords que se han viralizado en redes sociales.

Hay un legítimo derecho de aspirar y criticar al gobierno, eso se hace cuando se vive en una democracia, la duda es: ¿hasta dónde es legítimo que quien tiene una trayectoria cuestionable sea quien aspire?

Faltan cinco años para el 2030, tiempo más que suficiente para que Salinas Pliego explique muchas de las inconsistencias de carrera empresarial. Si es que en verdad aspira a ser candidato tendría que aclarar el “Chiquihuitazo”, la manera ilegal como tomó el Canal 40 apoyado por el gobierno de Vicente Fox; el caso de UNEFON; o la fianza de 25 millones de dólares que pagó en Estados Unidos para evitar ser arrastrado por la deuda que tiene con AT&T; y, lo más importante, pagar sus impuestos.

No pagar impuestos es un delito, es corrupción. Por lo tanto, Salinas Pliego no cumple con los principios de su movimiento.

Por lo pronto, Salinas Pliego suma a su causa a políticos sin oficio: Eduardo Verástegui, Lily Téllez. La caballada está muy flaca, de no encontrar mejores perfiles la oposición seguirá siendo testimonial, una simple parodia política.

Hasta aquí Monstruos y Máscaras…

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