No es suficiente la renovación de un logo. Es poco positivo un discurso lleno de enojo y sin autocrítica. Poco se puede esperar cuando se dice que habrá apertura para la ciudadanía, y solo la élite partidista ingresa al histórico Frontón México, el resto, los pocos acarreados que llevaron los padroneros, esperaron en una explanada desangelada del Monumento a la Revolución donde apenas eran visibles unas pocas banderas, gorras y sombrillas.
El discurso de Jorge Romero, presidente nacional del PAN, se caracterizó por estar construido desde el enojo. Mencionó el fin de las alianzas políticas, principalmente con el PRI; la apertura del partido a la ciudadanía, facilitando la afiliación y las candidaturas; y la elección por encuestas y elecciones primarias de sus candidatos, ya lo hicieron con Xóchitl Gálvez y el resultado fue una votación desastrosa para Acción Nacional.
Quizá, más que relanzamiento se hubiera hablado de renovación, tal vez, solo así, el discurso hubiera sido tomado enserio por la sociedad. Renovar implicaba cambiar la dirigencia, dejar el elitismo y apelar al panismo de a pie, ¿por qué si Romero quiere darle una nueva cara al PAN no renunció a la dirigencia y propuso a un liderazgo como el de Tere Jiménez, panista que sabe ganar elecciones y ha conservado su territorio a pesar del crecimiento de Morena?
El PAN poco cambiará, Romero y su club de amigos seguirán decidiendo sin tomar en cuenta a la militancia. A ningún militante, contrario al grupo que hoy controla al partido, se le dio la palabra. No existió autocrítica a la corrupción del PAN: no solo la del llamado “cártel inmobiliario” sino, también, referente al “cártel del agua”; o del caso de Genaro García Luna; o Maru Campos, gobernadora de Chihuahua, que protege a César Duarte. Ante los grandes casos de corrupción, de Acción Nacional, solo existió silencio.
Cómo pretenden ganar elecciones si sus liderazgos como Kenia López, Santiago Creel, los amigos de Romero, no tienen idea de lo que es pedir el voto, su sobrevivencia depende, como ha sido siempre, de sus acuerdos cupulares. Dudo que salgan a caminar a los distritos, es más en 2027 se acomodarán en las listas o buscarán las candidaturas rentables que les permitan seguir viviendo del presupuesto y cerrándole, así, el camino a la militancia que en verdad cree en el PAN.
El PAN no entiende lo que sucede en el país y no pretende crecer más allá de su electorado histórico. El lema: “Patria, familia y libertad” le hace un guiño a la ultraderecha del mundo, a Salinas Pliego, pero muy poco a la realidad mexicana; su relanzamiento no vino con el planteamiento de un proyecto de nación, todo quedó en un logo y un lema.
No coincido con análisis como el realizado por Viri Ríos, me parece que la dirigencia del PAN poco dijo de nuevo, por una simple razón: siguen los mismos que han hundido a este partido, y por lo visto no están dispuestos a hacer un cambio real, entonces, poca transformación existirá hacia afuera, ellos esperan que su voto duro les sirva para mantener sus espacios de poder y seguir siendo la principal fuerza de oposición, no se han dado cuenta del crecimiento de Movimiento Ciudadano y no piensan en los nuevos partidos que participarán en las elecciones de 2027.
Pocos son los espacios que gobierna el PAN. En 2027 perderá Chihuahua y probablemente Querétaro; tendrá menos diputados federales; en la Ciudad de México, bastión de Romero, mantendrá Benito Juárez y probablemente Miguel Hidalgo; y perderá Cuauhtémoc, que en realidad no es panista, Cuajimalpa, que está ahogada en corrupción, y Coyoacán.
Quizá, si hubiera una renovación el PAN tendría futuro, pero su tendencia será la misma que la del PRI, tal vez sería conveniente que Denise Maerker empiece a pensar en otra crónica del fin…
Hasta aquí Monstruos y Máscaras…