La productora británica que llevó al color a los monstruos tradicionales de la Universal Pictures, la Hammer Films, que reagrupó y puso en contexto fantástico el universo de Frankenstein, Drácula, La Momia, El hombre lobo, La novia de Frankenstein y otros monstruos sagrados, explorando en sus archivos, resucita varias historias de horror clásicas que nos explican lo adelantados que estaban los ingleses, directores y actores.

Luego de conocer sus historias paralelas como la de “El sabueso de los Baskerville”, “Las novias de Drácula”, “La novia del diablo”, “Radiaciones en la noche”, “The Dies Screaming”, debidas al talento de Terence Fisher, hubo otras cintas fantásticas que merecen una nueva revisión.

Películas como “El fantasma de la ópera”, “Las dos caras del Dr. Jekyll”, “La patrulla fantasma” (“Night Creatures”) y “The Terror of The Tongs” (de Anthony Bushell, con Lee e Ivonne Morneau) son históricas como las compilaciones de todas las muertes del conde Drácula, al lado de las accidentadas de Frankenstein producto de la dupla Cushing-Lee, que prácticamente reinventaron al personaje, lo mismo que la saga de Fu Manchú: “El castillo…”, “La sangre…”, “La venganza…”, “La máscara…” de este poderoso villano oriental.

Una de las virtudes de estas detalladas cintas, son los sets teatrales en los que se desarrollaban las historias y la utilización de recursos inimaginables para dar credibilidad a sus protagonistas. Un ejemplo era la tortura con base en raspar un hueso de la pierna de una de sus víctimas. “En el terror de los Tongs”, que daba una sensación de dolor exquisito que podía volver loco a cualquiera.

Muchas de estas cintas, que fueron programadas en corridas de segunda en cines ya inexistentes como El Gloria, El Lido, El Orfeón, tuvieron el clásico semanazo y muy pocos las pudieron ver. Los más aferrados tuvieron que recurrir a las cajas de importación (muy costosas, por cierto) francesas y americanas, sorteando los doblajes y subtítulos, aunque las menos, si incluían los correspondientes al español.

Los piratas, al darse cuenta de esto, comenzaron a doblarlas ofreciéndolas a un precio en el que no tenían competencia alguna. Había algunos puestos del “barrio bravo”, dedicados al cine poco conocido de la Hammer, digamos, de Serie B. Conseguirlas era muchas veces cuestión de fe, o pedirlas a su galeno de confianza (en el Tianguis del Chopo), Juan Heladio Ríos, siempre dispuesto a conseguir lo imposible, hasta que la muerte lo alcanzó.

El Dr. Ríos presumía también de tener las cintas de Fu Manchú, el inglés nacionalizado mexicano, David T. Bamberg impuso varios thrillers de misterios aztecas sin resolver, hasta que llegaba el mago, ilusionista y actor. Sus películas clave: “La casa embrujada”, “Asesinato en los estudios”, “El museo del crimen”, “El as negro”, “La Mujer sin cabeza”, “El espectro de la novia”. No son como las de la Hammer, pero todavía se defienden, apelando a la melancolía y codicia coleccionista de la época.

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