Una abultada filmografía en la que, por lo menos, se registran algunas importantes tapas de más de 300 en algunas cotizadas revistas, de las cuales muy pocos de sus poseedores llegaron exitosamente al celuloide, no dejan de ser toda una curiosidad con la tecnología digital de hoy. Todos los que alguna vez subieron a los cuadriláteros enmascarados, enseñando su verdadera identidad y trayectoria en toda una suerte de averiguaciones y completas colecciones de sus películas, siguen teniendo identidad.
Los más famosos como legendarios fueron El Santo, Blue Demon, Huracán Ramírez, El Médico Asesino, Mil Máscaras, Neutrón… Parejas, tríos mitológicos, leyendas y demás conforman un universo sagrado, con cientos de anécdotas, historias increíbles, monstruos de bestiario fantástico y patrañas inimaginables del diverso mexicano, registrados en libros especializados y revistas de rigurosa colección.
Uno de los saltos mortales más espectaculares fue el paso de algunos de estos héroes del cómic semanal y, en algunos casos como el de El Santo, que llegó a tirajes de tres veces por semana, fue su llegada al cine, donde se volvió uno de los favoritos de la familia mexicana. En 2006, hubo cuatro ediciones especiales de Luchas 2000, de Julio César Rivera, hoy importante directivo del Consejo Mundial de Lucha Libre. Sus páginas son apasionantes y ahí quedan consignados los duelos de Máscara Contra Máscara, comenzando el 7 de noviembre de 1952 con el match protagonizado por El Santo contra Black Shadow, que abarrotó la Arena Coliseo de Perú 77.
Luego, ya saben los expertos, vendrían varios encuentros, hoy históricos como los duelos entre el Enmascarado de Plata contra El Halcón Negro, El Gladiador y el luchón que tuvo Guzmán Huerta contra el maquiavélico Espanto Primero, en la Arena México. Ante el negocio que representaban algunos luchadores, pasaron a los libros históricos especializados, a las revistas que conmemoraban sus hazañas y de ahí al olimpo cinematográfico. Hubo números especiales de la revista “Somos”, que recorre los 52 filmes que protagonizó el Enmascarado de Plata y el imprescindible “Quiero ver sangre”, editado por la UNAM.
Rodolfo Guzmán Huerta prácticamente se enfrentó a todos los monstruos habidos y por haber: Drácula, descendientes de Frankenstein, momias, hombres lobo, asesinos de la televisión, marcianos y un kilométrico etcétera. Mas modesto, su compadre, Blue Demon, mientras que aquí, en la tierra, Huracán Ramírez era de familia y las muy bien hechas de La Sombra Vengadora, de Rafael Baledón.
Hubo también películas mucho más serias y creíbles como “El Ladrón de cadáveres”, de Fernando Méndez, con Wolf Rubinskis, Crox Alvarado y el gran Carlos Riquelme, con el magnífico Yerye Beirute, Lobo Negro y Columba Domínguez. Cine de luchadores sin máscara, de calidad y mitos recurrentes con algunos ídolos que nunca perdieron su capucha.