México 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum habrá de consolidar su propio liderazgo, diferenciándose y tomando distancia de su predecesor. Aun compartiendo ambos similar visión política, cada líder es responsable de su tiempo y circunstancia, cada quién con su personal estilo y prioridades. Claudia posee una sólida preparación científica y tecnológica, gobernó la Ciudad de México, llegó a la presidencia, es su momento, su oportunidad, su trascendencia histórica está por encima de cualquier compadraje.

En esta tesitura, la presidenta Sheinbaum presentó su primer Presupuesto de Egresos de la Federación, definiendo prioridades de su administración y cómo asignar recursos para diferentes sectores y programas. De entrada, el Presupuesto parte de la ilusoria intención de reducir el déficit fiscal de 5.9 a 3.9 % del PIB, basado en supuestos que difícilmente se cumplirán, tales como sobrestimar el crecimiento económico y subestimar factores externos, proyectar un fantasioso crecimiento anual de 3% del PIB, contrastando con la previsión de expertos que anticipan un incremento máximo del 1.5 por ciento. En 2018 la deuda pública total ascendía a 46% del PIB, concluirá 2024 en 51.4% y para 2025 con un presupuesto de egresos aprobado de 9.2 billones de pesos -se pagarán casi 1.4 billones de pesos por intereses-, optimistamente, se estima la deuda en alrededor del 48.8% del PIB.   Muy posiblemente, enfrentaremos una recesión, acentuada por una desaceleración económica global, por la dependencia de exportaciones a EU, por la disminución de inversión extranjera directa y por la incertidumbre política. El déficit fiscal aprobado para 2025 asciende aproximadamente a 4.9% del PIB, el más alto en décadas, estimado en 1.9 billones de pesos, mismo que habrá de financiarse con deuda sujeta al vaivén de las fluctuantes tasas de interés global. Controlar la inflación y generar empleos dependerá en gran medida de la desaceleración económica y/o efectivos estímulos fiscales. Sería conveniente que México intensifique acuerdos comerciales con Europa, Asia y Sudamérica, disminuyendo así su dependencia de Estados Unidos, especialmente en manufactura y agricultura. Igual, sería oportuno incrementar la inversión nacional en infraestructura y energía limpia, dinamizando el mercado interno y la creación de empleos.

La coyuntura económica expuesta, coincide en tiempo con la implementación de las reformas que Morena y aliados aprobaron, una vez impuesta su polémica sobrerrepresentación camaral. La presidenta Sheinbaum seguramente estará alerta a las latentes presiones internas de grupos al interior de Morena, ávidos de poder y protagonismo -léase Adán Augusto, Monreal y Noroña, principalmente-. Aun con la mayoría de Estados gobernados por Morena y aliados, la estrategia de militarización y el fracaso de los abrazos y no balazos, la violencia y la inseguridad se intensifican a lo largo del territorio nacional. En lo externo, Claudia Sheinbaum tendrá que enfrentar la amenaza de Donald Trump -perro que ladra, sí muerde- de endurecer medidas, imponer aranceles, cerrar fronteras y ejecutar presiones comerciales, aplicando políticas más rigurosas en contra de México, en caso de no atenderse sus reclamos en migración, narcotráfico y seguridad fronteriza.

Interrogantes 2025: ¿Se desligará Claudia Sheinbaum de su mentor político y afianzará su liderazgo? ¿Se cumplirá con el presupuesto de egresos? ¿Se cumplirán las amenazas de Trump?

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