Lo dicho, Trump te quiebra un brazo para luego negociar. Trump decretó aranceles del 25% a las exportaciones provenientes de México. A punto de entrar en vigor el decreto, la presidenta Sheinbaum convenció a Trump de aplazar por 30 días la entrada en vigor de dicha disposición. Desde luego es apreciable la tregua lograda por la presidenta, pero esta victoria pírrica coincide con la clásica estrategia trumpeana de ejercer una presión extrema para luego conceder mínimamente algo, haciendo que la otra parte lo vea como un logro. En cualquier momento el fajador yankee puede volver a apretar la cuerda, la amenaza de imponer aranceles sigue latente. Cada concesión obtenida por Claudia Sheinbaum será vista como un triunfo, cuando en realidad sea parte del juego de negociación de Trump.

A cambio, saciando la motivación central de Trump, México se compromete a enviar 10 mil elementos de la Guardia Nacional para resguardar la frontera norte, impidiendo el flujo ilegal de personas y de drogas, específicamente de fentanilo. Estados Unidos convenció a Canadá que lo secunde en la descalificación oficial a los cárteles mexicanos, como grupos terroristas controladores del 35% del territorio nacional, declarando que la seguridad del país está fuera de control, causal de una más agresiva intervención desde el exterior. Para México, dicha nominación acarrea un serio problema diplomático, porque al equiparar a grupos internos con organizaciones terroristas internacionales, se faculta la intervención de Estados Unidos, sin necesidad de coordinarse con el gobierno mexicano. La continua presión de Trump muy probablemente obligaría a México a aceptar medidas más radicales en seguridad, para así evitar un conflicto mayor tanto con Estados Unidos como con Canadá. Aparte del obvio deterioro de relaciones entre países, establecer aranceles daría al traste al Acuerdo de Libre Comercio vigente por más de tres décadas, el bloque comercial más grande del mundo que abona 30% de la economía global, que significa para Estados Unidos 12 millones de empleos sustentados. Wall Street Journal: “La guerra comercial más tonta de la historia”.

La etiqueta de “estado fallido” es un estigma difícil de remover que puede convertirse en un arma de doble filo: Justifica intervenciones extranjeras y debilita la posición de México en foros multilaterales. Confiamos en que Claudia Sheinbaum establezca un equilibrio entre la soberanía nacional y el requisito de sostener con pragmatismo relaciones estables con su principal socio comercial. Trump opera bajo una lógica electoral, las distintas amenazas forman parte de su estrategia para movilizar a su base, proyectando la imagen de líder fuerte que no se doblega ante nadie, en tal contexto México representa más un peón que un socio.

De implementarse los aranceles de Trump, inevitablemente ocurrirá lo siguiente: Estados Unidos se vería afectado con un aumento de costos tanto para consumidores como para empresas, impacto en el sector automotriz, represalias comerciales de México, disrupción en cadenas de suministro y un posible debilitamiento del T-MEC. México enfrentaría una caída en exportaciones, devaluación del peso, pérdida de inversión extranjera, impacto en el empleo y mayor presión migratoria. ¿Le entrará Trump a la guerra comercial más tonta de la historia?

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