El 29 de octubre, Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo, nos convoca a actuar para construir una sociedad que priorice el cuidado de las personas y del planeta para un futuro mejor.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha documentado una crisis de los cuidados caracterizada por una demanda creciente de cuidados —potenciada por el envejecimiento de la población y exacerbada por los efectos del cambio climático— que supera ampliamente los servicios, infraestructura y personas para proveerlos.

Esta crisis pone en evidencia que los cuidados, indispensables para la sostenibilidad de la vida, siguen recayendo mayoritariamente en las mujeres, quienes asumen este trabajo sin remuneración o en condiciones precarias y lo hacen a lo largo de todo el ciclo de su vida. Esta sobrecarga limita el ejercicio pleno de sus derechos, restringe su participación en el empleo y la vida pública, y profundiza las desigualdades de género.

Según datos de la CEPAL, para 2050 la proporción de personas mayores de 60 años en la región se duplicará, al pasar de los 98 millones actuales a 183 millones, representando el 25% de la población total. Aún más crítico es el crecimiento del grupo de personas de 80 años y más, que en 2050 llegarán a 37 millones, un 5% de la población total, triplicando su actual proporción. Este proceso de “envejecimiento del envejecimiento” implica un aumento de la demanda de apoyos y cuidados para las actividades básicas de la vida diaria —y muy especialmente de cuidados de largo plazo—, así como de servicios de salud especializados. Al mismo tiempo, persiste un déficit en los servicios de cuidado y desarrollo temprano infantil.

La CEPAL ha advertido con claridad que, sin políticas y sistemas de cuidado robustos, inclusivos y sostenibles, nuestros países no estarán preparados para enfrentar con justicia el acelerado proceso de envejecimiento poblacional.

Frente a este escenario, proponemos avanzar hacia la “sociedad del cuidado”, un nuevo paradigma que prioriza la sostenibilidad de la vida y el cuidado de las personas y del planeta, y que reconoce los cuidados no solo como una necesidad a lo largo del ciclo de vida, sino también como un derecho humano, un bien público, un trabajo y un sector dinamizador del conjunto de la economía.

Nuestra mirada debe ser necesariamente prospectiva. Las transformaciones económicas y productivas, los desafíos territoriales y de sostenibilidad ambiental, las crecientes necesidades de cuidados de largo plazo, y los retos que plantea la movilidad humana, demandan respuestas innovadoras que integren y transformen la política y nuestras sociedades desde la perspectiva de género y del cuidado.

América Latina y el Caribe cuenta para ello con un acervo de acuerdos regionales y experiencias nacionales en materia de cuidados.

La Agenda Regional de Género -acordada en la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, una construcción colectiva con casi medio siglo de historia- orienta las políticas y sistemas de cuidado con perspectiva de género, ciclo de vida y territorialidad. Se destaca el reciente Compromiso de Tlatelolco, que establece una década de acción, entre 2025 y 2035, para acelerar el logro de la igualdad sustantiva de género y la sociedad del cuidado. Esta visión se ve reforzada por otros acuerdos regionales en el ámbito de la CEPAL, y por la Opinión Consultiva 31/25 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que reconoce el derecho autónomo al cuidado. El cuidado es además un tema central de la declaración política de la Segunda Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, a celebrarse en Doha, Qatar, del 4 al 6 de noviembre.

Nos encontramos ante una oportunidad política sin precedentes. El lugar central que ha pasado a ocupar el cuidado en los debates internacionales y el creciente reconocimiento normativo del derecho al cuidado abren posibilidades para impulsar esta transformación indispensable, que ya comenzó, pero necesita acelerarse. El actual escenario global de incertidumbre y fragmentación exige una acción colectiva más fuerte que nunca. La sociedad del cuidado es un horizonte a nuestro alcance si movilizamos los recursos apropiados. Es tiempo de priorizar esta agenda como un pilar del bienestar para las generaciones actuales y futuras, para la generación de empleo de calidad y la reducción de la desigualdad y la pobreza, y así avanzar hacia un desarrollo más productivo, inclusivo y sostenible.

Secretario Ejecutivo de la CEPAL

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