Cuando por primera vez se planteó la creación de una zona de libre comercio en América del Norte –bajo la figura de un mercado común propuesto por influyentes círculos de poder económico y político de Estados Unidos (Fortune, 1979)–, el destacado economista mexicano José Luis Ceceña Gámez examinó con preocupación y rigor analítico los alcances de dicha propuesta. “En mi opinión –escribió Ceceña– no se justifica una actitud de subestimación de un asunto que puede acarrear muy serias consecuencias para el país” (Ceceña, 1980: 19). “Dados los desniveles que existen en el grado de desarrollo de México y Estados Unidos y en las magnitudes de las economías de los dos países, y dado el grado de subordinación que tiene nuestra economía respecto de Estados Unidos, la integración significaría la intensificación de la dependencia, la aceleración del proceso de concentración de la riqueza y del ingreso” (Ceceña, 1980: 24).
Sin duda, nuestro querido maestro José Luis Ceceña anticipó certeramente el futuro. Para empezar, cuando la revista Forbes publicó por segunda vez –en su edición de 1987– su lista de “billonarios” en dólares (con fortunas de mil millones de dólares o más), México apareció con un “billonario” (la familia Garza Sada, con 2,000 millones de dólares). Pero el número de “billonarios” mexicanos se acrecentó como resultado de las privatizaciones de grandes empresas públicas (Oxfam, 2024), que fueron realizadas como parte de las políticas económicas del Consenso de Washington aplicadas en México a partir del gobierno de Miguel de la Madrid y continuadas por sus sucesores. Por obra de las privatizaciones, un año antes de la entrada en operación del TLCAN/T-MEC, México contaba ya con 10 “billonarios” cuyas fortunas sumaban 21.3 miles de millones de dólares. En 2018 Forbes registró 16 “billonarios” mexicanos con fortunas agregadas de 141 mil millones de dólares; y en 2024 Forbes encontró en nuestro país 21 billonarios con fortunas que sumaron 199.7 miles de millones de dólares (véase cuadro 1).
Cuadro 1 Magnates mexicanos con fortunas de más de mil millones de dólares
La redistribución de la riqueza y del ingreso en favor de los magnates ubicados en la punta de la pirámide social durante la era del libre comercio enmarcada en el TLCAN/T-MEC no es sorprendente. Quien ganó el Premio Nobel de Economía 2008 por sus estudios sobre comercio internacional, Paul Krugman, señaló: “los textos de teoría del comercio dicen que el comercio internacional enriquece a los países […] Pero también sugieren que, salvo que sea extremo, el proteccionismo tiene costos relativamente bajos, y que el comercio internacional puede incidir mucho en la distribución del ingreso dentro de los países, y crear perdedores y ganadores” (Krugman, 2010).
En la parte baja de la pirámide social de México se encuentran casi todos los perdedores del libre comercio. Por ejemplo, durante las tres décadas cumplidas de operación del TLCAN/T-MEC, los asalariados con contrato colectivo de trabajo en las ramas de jurisdicción federal perdieron el 28.9% del poder adquisitivo de sus salarios, que disminuyeron de 203.85 pesos en 1993 a 144.88 pesos en 2023, a precios constantes de 2015.1
¿Y qué hay con el crecimiento económico de México durante el periodo de operación del TLCAN/T-MEC? Para enmarcar la respuesta a esta interrogante es importante recordar que la adhesión de México al área de libre comercio de América del Norte –previamente formada por Estados Unidos y Canadá– fue realizada por el gobierno mexicano con el propósito de asegurar la permanencia de las reformas económicas neoliberales aplicadas en nuestro país a partir de la administración de Miguel de la Madrid y culminadas, en lo esencial, bajo el gobierno de Salinas (Tornell y Esquivel, 1995). De manera puntual, el funcionario que encabezó las negociaciones del TLCAN por parte de México, Herminio Blanco, sintetizó “las razones internas” para negociar el Tratado, señalando como la primera: “La creciente incapacidad del modelo de desarrollo por sustitución de importaciones, seguido durante tres décadas, para generar un desarrollo estable y empleos suficientes” (Blanco, 1994: 19). Y entre las expectativas halagüeñas sobre el TLCAN, Blanco señaló: el “incremento general de la eficiencia de la economía” y los “alicientes para una mayor acumulación de capital”, como las vías a través de las cuales, afirmó Blanco: “el Tratado contribuirá al logro del objetivo fundamental de la política económica: aumentar en forma sostenida el salario real y el empleo de los mexicanos” (Blanco, 1994: 263).
Por ello resulta legítimo asumir como criterio de evaluación del TLCAN/T-MEC, el desempeño agregado de la economía mexicana durante el periodo de operación de este tratado (1994-2023), versus el desempeño de la economía mexicana bajo la estrategia de desarrollo económico liderado por el Estado (1935-1982), indebidamente llamada por Blanco y por otros autores: “modelo de desarrollo por sustitución de importaciones”. Los indicadores más representativos del desempeño de la economía mexicana bajo ambas estrategias económicas se presentan en el cuadro 2.
Cuadro 2 Crecimiento económico durante el periodo del TLCAN/T-MEC versus durante el periodo del desarrollo liderado por el Estado (Variaciones porcentuales)
* Cálculos del crecimiento del PIB y del PIB per cápita en moneda nacional a precios constantes.
Fuente: Elaboración propia con base en: para PIB, INEGI, Sistema de Cuentas Nacionales de México (Bases 1980, 1993, 2013 y 2018), con ensambles en 1989, 2001, 2006 y 2016. Para Inversión fija bruta en el periodo 1934-1940, Cárdenas (2015), El largo curso de la economía mexicana. De 1780 a nuestros días, México: Colegio de México-Fondo de Cultura Económica; y para el periodo 1940-2023 con base en INEGI-SCNM con los ensambles citados. Para población, CONAPO (2024a), Indicadores demográficos de México de 1950 a 2050, consultadas el 24 de marzo de 2024, en: http://www.conapo.gob.mx/work/models/CONAPO/Mapa_ Ind_Dem18/index_2.html
Como se ve, bajo la estrategia de desarrollo económico liderado por el Estado, el PIB creció a una tasa media de 6.1% anual en el periodo 1935-1982, con un crecimiento acumulado de 1,592.7% en 48 años; mientras que durante el periodo 1994-2023, de operación del TLCAN/T-MEC, el PIB solo creció a una tasa media de 2.2% anual, con un crecimiento acumulado de 92.8% en 30 años. En términos per cápita, el PIB creció a una tasa media de 3.2% anual bajo la estrategia de desarrollo económico liderado por el Estado, con un crecimiento acumulado de 348% en 48 años; mientras que durante el periodo de operación del TLCAN/T-MEC, el PIB per cápita solo creció a una tasa media de 0.95% anual, con un crecimiento acumulado de 32.8% en 30 años. De la inversión fija bruta (IFB) en maquinaria, equipo y construcciones ni hablar: bajo la estrategia de desarrollo liderado por el Estado la IFB creció a una tasa media de 8.3% anual, con un crecimiento acumulado de 2,931.5% en 48 años; mientras que durante el periodo de operación del TLCAN/T-MEC, la IFB solo creció a una tasa media de 3% anual, con un crecimiento acumulado de 143.6% en 30 años.
El menor crecimiento económico observado bajo el libre comercio tampoco es sorprendente. Hace más de medio siglo, Paul Samuelson –premio Nobel de Economía 1970– demostró formalmente que si bien el libre comercio puede elevar la eficiencia en la asignación de recursos y maximizar el crecimiento económico y el bienestar en un conjunto de naciones, no necesariamente maximiza el crecimiento y el bienestar en cada uno de los países participantes; por el contrario, algunas naciones pueden empeorar su economía y su bienestar a causa del libre comercio (Samuelson, 1962). Desde luego, esto lo sabían previamente los economistas heterodoxos desde hacía siglos: los países rezagados deben proteger sus industrias nacientes, porque pueden desindustrializarse si se abren al libre comercio antes de alcanzar la frontera tecnológica del desarrollo industrial.
Como resultado del pobre crecimiento económico durante el periodo del TLCAN/T-MEC, la hipótesis de que el libre comercio traería consigo la generación de suficientes empleos bien remunerados para la población mexicana, conteniendo la migración hacia Estados Unidos, no se confirmó. De acuerdo con las estadísticas del Consejo Nacional de Población, durante el periodo de operación del TLCAN/T-MEC (1994-2023), el saldo migratorio de nuestro país –considerando no sólo la migración a Estados Unidos, sino también a Canadá y otros países– fue negativo en 7,506,343 personas, o sea 250,211 por año.2
Dado el decepcionante desempeño de la economía mexicana durante el periodo de operación del TLCAN/T-MEC, así como el severo deterioro del bienestar de las mayorías nacionales durante este lapso, resulta evidente que este tratado no ha configurado el camino adecuado para el desarrollo de México.
NOTAS
1 Cálculos propios con base en: para salarios contractuales nominales, STPS (2024), Estadísticas del Sector. Salarios, https://www.stps.gob.mx/gobmx/estadisticas/; y para deflactor de la canasta básica, INEGI (2024a), Banco de Información Económica. Índice de Precios al Consumidor, en: https://inegi.org.mx/app/indicadores/?tm=0&t=10000215#D10000215
2 Cálculos propios con base en CONAPO (2024b), Migración internacional, 1950-2050, consultadas el 24 de marzo de 2024, en: https://conapo.segob.gob.mx/work/models/CONAPO/pry23/PP/index.html
Bibliografía
Blanco, Herminio (1994), Las negociaciones comerciales de México con el mundo, México: FCE.
Ceceña, José Luis (1980), “Relaciones México-Estados Unidos: Mercado Común de América del Norte”, en Problemas del Desarrollo, núm. 40, Nov. 1979-Ene. 1980, IIEc-UNAM, México.
Fortune (1979), “Why a Nort American Common Market Won’t Work-Yet”, Fortune, 10/IX/79.
Krugman, Paul (2010), “Leave Zombies Be. The stalled march toward trade liberalization is just as well”, FMI, Finance and Development, Dec. 2010.
Oxfam (2024), El monopolio de la desigualdad. Cómo la concentración del poder corporativo lleva a un México más desigualdad, México.
Samuelson, Paul (1962), “The Gains from International Trade Once Again”, en Economic Journal, núm. 72, diciembre 1962.
Tornell, A. y Esquivel, G. (1995), “The Political Economy of Mexico’s Entry to Nafta”, en NBER Working Paper, núm. 5322, Washington, D. C., 1995.