Y lo que faltaba: el portaviones. El portaviones de Trump dirigido a Maduro para que lo entiendan Petro y Sheinbaum complica más los enredos producidos por la cantidad de manos (o de pies, como suelen decir amigos españoles) que intervienen en los juegos de poder al interior de la coalición dominante. Una coalición, ésta, en la que las noticias suelen incluir los intereses y las pugnas del crimen organizado. Para sólo hablar de los temas que encabezan la conversación nacional, dos de ellos podrían resumir, portaviones aparte, el incesante crujir del engranaje de la nomenklatura de la llamada cuarta transformación. Estos temas serían los desfiguros para acomodar la fecha del referéndum revocatorio de la presidenta y la inmovilidad del intocable complejo político criminal de Michoacán con que se pretende acotar la crisis de los asesinatos del alcalde de Uruapan y del líder de los productores limoneros de la Tierra Caliente.
El enredo revocatorio. En un sinuoso pronunciamiento, la presidenta se mostró ayer preocupada porque no se fuera a pensar que la revocación de mandato incluida en la Constitución tuviera una dedicatoria personal para ella. Luego, con sus elogios a la iniciativa de cambio de fecha pareció darle luz verde a su espuria supermayoría parlamentaria para reformar nuevamente la Carta (antes) Magna a fin de adelantar el referéndum. Y finalmente pareció frenarla y enviarla, en todo caso, al siguiente periodo de sesiones del Congreso. A la vista del fracaso de este experimento de AMLO, en 2022, por el escaso interés de los electores, esta vez el referéndum pasaría de 2028, como lo estableció López Obrador en la Ley (otrora) Fundamental, a 2027, para que coincida con las recargadas —y previsiblemente más concurridas— elecciones intermedias.
Contraorden. El día anterior, Ricardo Monreal, había anunciado el aplazamiento de la presentación del dictamen por la Comisión de Puntos Constitucionales, previsto para el lunes. Presidida por Leonel Godoy —un exgobernador michoacano vinculado a un cartel criminal por el alcalde asesinado de Uruapan, Carlos Manzo— esa comisión se disponía a llevarlo esta misma semana a su inmediata aprobación por el pleno, seguro interpretando que se trataba de una orden de la presidenta, dada la cercanía con ella de quien presentó la iniciativa, el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar. Pero por lo visto hubo contraorden.
No hay acordeones que alcancen. El enredo tuvo efectos deplorables para el oficialismo. El cálculo oficial de ahorrarse un proceso electoral en 2028, porque se subsumiría en los costos de otros procesos, en 2027, se vio confrontado con la probabilidad de desbordar la capacidad de organización de las elecciones. Y las cuentas alegres de que más electores se interesarían por refrendar el mandato de la presidenta, a la vez que su popularidad multiplicaría los votos oficialistas para los demás cargos, podrían traducirse en disuasión o inducción al voto nulo de electores enfrentados a una decena de boletas a llenar y depositar en 10 urnas diferentes. No hay acordeones que alcancen para elegir a todos los diputados federales y buena parte de los locales, en los dos casos, de mayoría y de representación, más 17 gobernadores, miles de presidentes municipales y varios centenares de jueces y magistrados diversos tipos, además de refrendar o revocar el mandato presidencial.
El espejo michoacano. El otro cálculo vivo en la conversación mexicana plantea que ni la popularidad se traduce necesariamente en votos ni hay garantía de que la presidenta conserve en junio de 2027 altos niveles de aprobación. Sobre todo a la vista de la permanencia en la agenda pública del asesinato del alcalde de Uruapan y la respuesta oficial, como mensajes de temor de los mexicanos del resto del país que se ven en el espejo michoacano.
Académico de la UNAM. @JoseCarreno

