La ciudad es mucho más que los márgenes de la CDMX. Esto lo sabe cualquier chilanga, pero es un concepto difícil de atenazar si se piensa que las calles de la ciudad se extienden desde el Ángel hasta Ecatepec, Pantitlán y sus recovecos, Satélite y todo el caserío camino a Cuernavaca. La ciudad es una sola y no se corta.
De ahí que hablar de la música de la CDMX sea complicado y bonito, porque abarca también un montón. Como la ciudad misma, ha cambiado mucho en poco tiempo. Crecí en un punto clave de finales de los noventa y principios de los dos mil donde, igual que el blues, el tango y el jazz, una música en particular se hacía en muchos barrios, pero sonaba duro en la periferia. Fui parte de esa movida frenética y desordenada en la que se ensayaba en azoteas, se paraba uno en el tianguis del Chopo a repartir volantes y luego se rentaba una camioneta para ir a tocar a terrenos. Tengo recuerdos transparentes de esa polvareda en la que reinaban las trompetas sobre andamios y templetes y se armaba una rebambaramba en ese llano de tierra que era la pista. El ska fue un sonido de periferia y comparte eso, como decía, con el tango y el jazz. Claro que es distinto de mil otras maneras, pero fue una música de la ciudad y, particularmente, de su periferia.
Por eso me pone nostálgico y orgulloso a la vez saber que la Arena Ciudad de México se prepara para recibir este domingo al soundtrack mismo de una chilanguía alegre y caótica. Tres bandas se plantan para cantarle a la evolución misma de la música de la ciudad. Conozco a buena parte del elenco y me emociona a nivel personal, desde luego, pero hay un peso mucho mayor en lo que significa un concierto así en un recinto así.
Evidentemente, había más sonidos en la ciudad y cosas pasando en otros foros. Y aunque había mucha independencia, también estaba ya plantada una industria que producía eventos en foros mucho más propicios con equipo profesional. De ahí que un concierto que tiene a bien llamarse La trilogía del caos posea un peso específico en esta CDMX y en esa arena justamente. Platiqué con un viejo amigo, capitán de Out of Control Army, una de las bandas que se plantarán en la Arena este domingo. Deals ha sido testigo pero también artífice de una escena que creció con fuerza, se vio entrampada en la informalidad y la marginación y supo, gracias a personajes como él, abrirse paso como se debe: entendiendo la industria musical profesionalmente y, claro, haciendo buena música.
Deals no esconde que es un reto del tamaño de la Arena llenar su aforo, pero me alegra mucho ver que entiende este concierto como una celebración. Por un lado, hace trifecta con otras dos bandas con largo camino recorrido en la independencia del ska nacional: Sekta Core y Royal Club. Aunque tienen todas las barbas y las credenciales para registrar su nombre en la historia de la escena nacional, también forjaron mucho en esos terrenos con templetes sostenidos por viejos tambores de acero y vieron slams levantar polvaredas en canchas de futbol y escucharon retumbar su música en un montón de centros cívicos cuyo tratamiento acústico era nulo. La trilogía del caos en la Arena CDMX le pone una bandeja de plata a estas bandas que merecen pisar escenarios equipados y profesionales, haciendo que su música suene igual de prendida que siempre, pero en un foro con acústica de tecnología moderna.
Todavía más, el concierto de este domingo es una celebración para la gente que estuvo presente como público en esos escenarios de la periferia. Quienes tomaban transporte público para llegar al Faro de Oriente y siempre tenían en mente a qué hora cerraba el metro. El público que antes cargaba un Elmo de peluche y ahora probablemente carga a sus hijos, quienes insospechadamente han renovado con mucha potencia la escena del ska mexicano. Para ellos, los fans de la vieja guardia y los que apenas comienzan, un concierto así es una celebración de la música independiente y de la ciudad misma con sus habitantes curtidos y sonrientes que navegan el trajín urbano diario.
Quedan apenas un puñado de boletos disponibles, y en punto de las siete los tridentes de La Trilogía eligieron apoyar a una banda sólida y chilanga para abrir el concierto: los Mexican Nutty Stompers. Porque entienden la importancia de pisar foros como este y de apoyar a quienes siguen nutriendo de música nueva al sonido endémico del DF. Tú puedes seguir pensando que es una exageración calamitosa comparar la evolución del jazz con la del ska en México, pero no es un accidente que bandas como Out of Control Army y otras más antes que ellos hayan puesto los ojos en Europa, como lo hizo el jazz en los años treinta para volver al continente no solo como un sonido de la periferia sino como una forma de arte. De ese tamaño es el concierto de este domingo: una fiesta donde la unión de bandas y público hace la fuerza, y una celebración a la independencia y la congruencia artística. El ska mexicano ya tenía brillo en esos terrenos del pasado, pero quizá nunca sonó con tanta nitidez como lo hará en la Arena Ciudad de México este domingo 24 del 25.
Escritor