Los últimos acontecimientos que han estremecido al mundo, como las luchas en Medio Oriente entre Israel y Palestina, que lejos de llegar a un acuerdo de convivencia armónica entre dos pueblos contemplamos en todo su esplendor atrocidades de ambos contendientes como es el caso de grupos terroristas y las represalias por parte de Israel en contra de población civil configurando a esta región una espiral de violencia por la reacción que pueda desatar el mundo árabe y los grupos radicales islámicos. Otro acontecimiento que anuncia una guerra sin fin es la ofensiva de Rusia en contra de la República de Ucrania, que lejos de llegar a un acuerdo de una paz negociada en el seno de la organización de las Naciones Unidas, se ha creado un polvorín que reconfigura el rompimiento del orden internacional establecido después de la Segunda Guerra Mundial con el establecimiento de instituciones como es la Organización de las Naciones Unidas (1945), orden basado en la coexistencia pacífica de una organización universal con la finalidad fundamental de preservar La paz y la seguridad internacional.
El establecimiento de las instituciones internacionales para la paz, en 1945 aparecieron dos bloques antagónicos agrupados unos en torno a los Estados Unidos y otros entornos a la Unión Soviética. Esta división radical e incompatible rompió la posibilidad del establecimiento de un orden internacional basado en el principio de seguridad colectiva. El proceso de dicho orden estableció rivalidades armadas bajo una lucha por la supremacía internacional de estos bloques en la posguerra, iniciando la Guerra Fría.
Las tensiones y rivalidades entre la Unión Soviética y los Estados Unidos dieron origen a la “guerra fría”, lucha encarnizada por la supremacía mundial, con la aparición de una nueva categoría en las relaciones internacionales como son la de las “súper potencias”, armadas hasta los dientes, establecieron relaciones internacionales con base en sus intereses vitales. Apareció la espada de Damocles: los arsenales atómicos con una capacidad mutua asegurada de estas superpotencias de dos centros de poder.
En los últimos dos años el mundo ha cambiado con la aparición de nuevos miedos que tardaremos décadas en entender como la invasión Rusa a Ucrania, las matanzas en Gaza han provocado una serie de transformaciones a escala mundial cuyas repercusiones para la paz y seguridad son inimaginables, podemos agregar otro factor de rivalidad como las tensiones entre los Estados Unidos y la República Popular China con la aparición también de un nuevo protagonismo de Moscú y su eje de influencia con alianzas renovadas. Estamos ante una carrera armamentista en medio de populismos de toda índole. No podemos soslayar el auge de la inteligencia artificial que es clave en los choques que hoy vivimos.
¿Qué significa el cuadro de conflictos que estamos observando en esta nueva vorágine tecnológica y la economía del conocimiento? ¿Querrán las potencias un reacomodo de un nuevo orden internacional? Ante esta nueva Revolución del conocimiento y la técnica sin precedentes aparecen nuevos polos de poder, la paradoja del poder es el abuso de este.
Los estados mayores de los ejércitos de las potencias se están armando hasta los dientes para un conflicto bélico de mayores consecuencias que la humanidad civilizada amante de la paz contempla atónitos sin poder parar esta nueva espiral de nuevos conflictos.
Los soñadores del “nuevo orden unipolar” están jugando con fuego irresponsablemente, soñando con la imposición de una estructura internacional diferente por medio de las armas.
Estamos ante un callejón sin salida, lleno de peligros en el Medio Oriente, como nunca esta región puede ser el “nuevo Vietnam” en estas tierras situadas entre el mediterráneo y el río Jordán. Sería mejor la paz que el miedo y el terror han producido por nuevos conflictos armados en diferentes partes del mundo.