
Parece que fue ayer, el tiempo ha pasado y es implacable, dejó huellas indelebles el sueño de un grupo de mexicanos bien nacidos quienes concibieron y lucharon por la transformación de un territorio alejado del centro de México, Quintana Roo donde florecieron grandes y ricas culturas que dejaron vestigios y que no las conocemos: la civilización Maya de la cual apenas arañamos la superficie, un pueblo heredero de un legado legendario símbolo y orgullo de nuestra patria y del mundo.
No olvidaré jamás las circunstancias de aquel tiempo que por azares del destino fui asignado como Comandante del destacamento militar en Puerto Juárez, lugar donde sale primero el sol, para mí era una utopía. Fue el mes de septiembre de 1966. La misión encomendada era proteger a la población civil del huracán Inés. Por cierto, era muy poca, creo que no llegaba ni a cien habitantes, con treinta soldados asignados en el Destacamento, nos dimos a la tarea de construir un cuartel improvisado. Después del fenómeno meteorológico viví un año en ese lugar contemplando el espacio de un mar turquesa y una jungla o selva que le llamé “el infierno verde”. Solo había un muelle en el cuartel de paja, que recibía una pequeña embarcación que transportaba a Isla Mujeres y a veces a Cozumel a un turismo local que iba de compras de productos que en aquel entonces le llamábamos la “fayuca”, la cual realmente eran productos provenientes de China y otras partes del mundo; talcos, camisetas, perfumes, queso holandés que el pueblo de Yucatán lo transformó en uno de los platillos más exquisitos de la región, el queso relleno.
En ese entonces aprendí la lengua vernácula el Maya, para establecer una comunicación con los habitantes de la región, muy especialmente de Chan Santa Cruz lugar donde surgió una rebelión encabezada por Cecilio Chin, Jacinto Pad y Manuel May, de Carrillo Puerto donde establecí una amistad muy cercana con la población y los Generales que quedaban del indómito y valiente pueblo Maya, quienes aún recordaban aquel episodio épico, mal llamado Guerra de Castas, realmente fue una guerra social, aún falta mucho por investigar. Apuntes y mi memoria no olvidan mis caminatas por el Mayab que me marcó por siempre, me enamore de su cultura, de sus riquezas y naturalmente como un joven que apenas tenía veinte años, también de la belleza de sus mujeres de lo cual quedó un testimonio viviente de carne, hueso y espíritu una hija mitad Maya y mitad Mexica.
El siguiente capítulo de mi vida en la región lo marcó ya siendo oficial militar y ayudante personal del Presidente de la República el Lic. Luis Echeverría Álvarez en los años 70s, a quien serví con honor y absoluta lealtad, gracias a su generosidad y confianza me invitoó a acompañarlo a todos sus viajes para supervisar la construcción de un centro vacacional que fue Cancún.
Actualmente contemplamos como un centro portentoso y dinámico centro turístico, ejemplo de éxito en su concepción, planeación y construcción coloso del Caribe, utopía de la modernidad ejemplo para el mundo del carácter y la grandeza de los mexicanos, orgulloso de su pasado histórico que es capaz de construir su futuro para la posteridad, grandes proyectos donde hagan su vida no solamente mexicanos sino visitantes de todo el mundo.
Para poder consolidar el proyecto antes mencionado no exento de retos y problemas fue necesario que se transformara de territorio gobernado desde México con ciudadanos de segunda clase a Entidad Federativa, que engrandecieron al Estado federal al lado de otra Entidad Federativa como la Baja California Sur.
Finalmente, el 8 de octubre de 1974, hace cincuenta y un años se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el cual se erigió como estado treinta de nuestra República dejando para siempre en el olvido aquel territorio constituido en 1902 para separarlo de Yucatán.
En este momento Quintana Roo es uno de los estados más dinámicos y prósperos de la nación que no deja que crecer, conocido por todas las hermosas playas, su rica biodiversidad y su importancia económica y turística no solamente para la región si no para todo el país.
Es un deber ético, moral e histórico mencionar a los artífices que con su voluntad y trabajo hicieron posible el nacimiento de este estado que es ejemplo de crecimiento y prosperidad, de una zona despoblada, a una población estimada de más de dos millones de habitantes y se establece que Quintana Roo cuenta con un total de 135,961 habitaciones, distribuidas en 1,478 hoteles en todo el estado (INEGI).
Tal vez es políticamente incorrecto hablar del pasado, pero no soy político, soy solo un simple soldado de la República.
En primer lugar, fue la voluntad y el carácter del Presidente de la República el Lic. Luis Echeverría Álvarez quien con su pasión creadora hizo posible enviar al Congreso de la Unión la iniciativa de ley para enriquecer al Estado Federal. La historia le dio la razón.
Pero el Presidente no estaba solo, contó con el apoyo y simpatía de muchos hombres y mujeres para hacer posible su sueño de la grandeza de México:
El espíritu del General Lázaro Cárdenas, David Gustavo Gutiérrez Ruiz (Gobernador del territorio), Jesús Martínez Ross (Primer Gobernador del Estado Libre y Soberano), Don Nassim Joaquín Ibarra (Inolvidable artífice que dejó huella), Don Alberto Bojórquez (Empresario del turismo) el indómito pueblo maya y otros protagonistas.

Secretario Particular del Presidente de la República
1970-1976