Terminó la primera mitad de la temporada y comienza a correr la tinta acerca del desempeño del piloto mexicano en la escudería campeona del mundo, sobre todo la diferencia de ya 125 puntos con su compañero de equipo, Max Verstappen.
A lo largo del año, hemos hablado de cómo la circunstancia del piloto mexicano dentro de Red Bull va más allá de que Verstappen es mejor o no. La realidad es que Pérez se topó con un muro aún más descomunal que las barreras de Mónaco: El del favoritismo de Red Bull, incluso hasta lógico, por Verstappen.
Cuando vino el accidente en Mónaco, Checo se encontró con dos escenarios de golpe. Uno, que el RB19 no era más ese auto con el que ganó Azerbaiyán y Arabia Saudita; y dos, volver a confiar en ese auto al 100% iba a ser prácticamente imposible. Pérez enfrentaba la realidad: Tratar de elevar su manejo con un auto que está completamente fuera de su estilo.
Históricamente, Checo nunca ha sido un piloto al que le guste quejarse; siempre ha sido un jugador de equipo, e incluso este factor le ha jugado en contra. Llegó a Red Bull en un momento en el que la escudería no encontraba las respuestas para que Verstappen consiguiera su ansiado primer título; sin embargo, Pérez impulsó —rayando las fronteras del deportivismo— al equipo liderado por Christian Horner en el camino de lograr tres títulos consecutivos de constructores, contando que 2023 está prácticamente sentenciado.
También se ha escrito mucho acerca de lo que Pérez representa para Red Bull: Un piloto que suma puntos, atrae patrocinadores importantes, vende el 65% del merchandising, eleva el valor social de la marca cada vez que le va bien y, además, puede darle lo que nunca ha logrado: Un 1-2 en el campeonato de pilotos.
Esta es la realidad del piloto mexicano en Red Bull, donde —tal como lo dijo Helmut Marko— el sueño de ser campeón del mundo se desvaneció en 2023. Si decide continuar en el equipo, ese sería su lugar en la escudería para el tiempo que le reste, porque ir más allá de 2024 parecería más una decisión del propio Pérez, al que comercialmente no le ha ido nada mal en los últimos dos años. Garantizar su futuro económico con un par de años más en la escudería, resignándose a ser el escudero ideal, es una incógnita, pero también hay que decirlo, es la base del apoyo a Red Bull en Latinoamérica, y no solamente a nivel deportivo.
No me cabe duda de que Pérez es un talento excepcional, cuya vida deportiva y logros profesionales siempre serán un ejemplo para todo atleta latinoamericano; pero hoy vive atado a una serie de circunstancias que condicionan sus resultados. Ver solamente la tabla de pilotos, sin observar el escenario completo, es no entender la F1.