A diferencia de 2019, cuando el gobierno se doblegó de manera inmediata y vergonzosa ante las amenazas de Trump de imponernos aranceles de hasta 25% aunque existían condiciones para resistir, ya he señalado que en esta ocasión no hay para dónde hacerse. Las presiones de Trump bis son mayores, su fuerza en el Congreso y el poder judicial es superior, y México es mucho más vulnerable, simplemente por el paso del tiempo y la mediocridad de nuestro crecimiento y avance en los últimos años. El gobierno de Sheinbaum no se encuentra en condiciones de contradecir a Trump, ni de rechazar sus exigencias en materia de comercio con China, de nuestro superávit comercial con el vecino del norte, de recibir no-nacionales deportados de Estados Unidos, de re-establecer el Quédate en México, y de lanzar una guerra generalizada contra el narco, y el fentanilo en particular. Nuestra debilidad en materia energética, financiera, fronteriza y de nexos de altos funcionarios de ahora y de antes con el narco no nos permite negarnos a las demandas estadounidenses. Ni modo.

Pero este reconocimiento o franca resignación no suprime los elevados costos que México empieza a pagar debido a las imposiciones trumpianas. Ya van apareciendo, y ya van creciendo. Vimos desde el primer día la aceptación por Sheinbaum de recibir a no-nacionales deportados; van poco más de tres mil según sus datos, pero los números irán aumentando. Supimos también que desde la cancelación, el mismo 20 de enero, de la aplicación CBP-1, decenas de miles de personas aguardando su cita con autoridades de Estados Unidos permanecerán indefinidamente en México. Comprobaremos en las próximas semanas que la multiplicación de retenes en el sur del país y en el centro por parte del verdugo de Ciudad Juárez (alias Francisco Garduño), traerá consigo un estallido de violaciones de derechos humanos, y de violaciones a secas.

Pero todo esto ya lo conocíamos. Los nuevos costos han surgido en estos días. Hasta el periódico oficial Granma, es decir La Jornada, ha informado de la aparición de múltiples retenes de revisión en la frontera con Estados Unidos, del lado mexicano, en Ciudad Juárez, y sobre todo en Tamaulipas. En Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, según Reforma, los puntos de inspección de la Guardia Nacional han provocado colas de hasta cinco horas para trailers y automovilistas que buscan cruzar al otro lado. Se supone que los soldados buscan drogas -en particular fentanilo- y migrantes, pero también dinero -empiezan los casos de extorsión (de 400 mil pesos en la carretera Cd. Victoria-Matamoros). Aunque no faltó el vivo que cuestionó a un conductor por la novedad y el lujo de su automóvil, seguramente queriendo morderlo.

Al igual que hace quince años cuando Calderón consiguió que Obama colocara retenes en San Ysidro procurando detectar y detener el tráfico de armas de norte a sur, los habitantes de las ciudades fronterizas tamaulipecas, así como los de Tijuana en 2010, consideraron que salió más caro el caldo que las albóndigas. Se pierde mucho más dinero con las demoras en el cruce que el que se pudiera recuperar en drogas, migrantes o armas. Todo es teatro en beneficio de Trump, pero la Concanaco y las Canacos locales ya iniciaron protestas, de la misma manera que lo hicieron en Tijuana.

Y por supuesto ya salió el peine de los sobrevuelos. The New York Times -y CNN- informaron el martes que la CIA reconoció que ha intensificado las incursiones por drones en el espacio aéreo mexicano durante los últimos días. Afirma el diario: “Estados Unidos ha acelerado sus vuelos secretos de drones en México buscando laboratorios de fentanilo… el programa de drones encubierto, que no se había divulgado hasta ahora, comenzó bajo Biden… pero Trump y el director de la CIA han prometido una acción mas intensa contra los cárteles mexicanos. Aumentar los vuelos de drones fue un primer paso inicial inmediato… la CIA no ha sido autorizada para utilizar los drones tomando acciones letales, ni se contempla su utilización para conducir bombardeos. Por ahora, los funcionarios de la CIA en México le transmiten la información recopilada por los drones a funcionarios mexicanos. Los vuelos ingresan “bien adentro de la soberanía mexicana” dijo un funcionario norteamericano… A una pregunta a la presidenta Sheinbaum sobre el programa de vigilancia de los drones en su mañanera del martes, ella minimizó el asunto como parte de la anterior y antigua cooperación con las fuerzas norteamericanas. “Es parte de esta campañita” dijo Sheinbaum. Tal vez la presidenta piense que al igual que las visitas de varios medios internacionales a los laboratorios de Sinaloa, es puro cuento.

Crear una CFIUS a la mexicana para filtrar las inversiones chinas en México, y reducir las importaciones mexicanas de productos procedentes de China, es otro costo que deberemos pagar pronto. Todo esto, más lo que se acumule. Insisto: no hay de otra, pero quizás todos deberíamos conocer directamente las consecuencias de nuestra debilidad -y no gracias al NYT- para poder debatir, y decidir en su caso, qué debemos hacer a lo largo de los próximos años para reducirla. Tal vez sea pedir demasiado.

Excanciller de México

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