El desinterés por la política es inmenso y muy justificado. En estos días me he dado cuenta de la indiferencia de gente de todo tipo por la política: taxistas, trabajadores, mujeres maravillosas jefas de familia viviendo en zonas de pobreza extrema como Chalco, jóvenes estudiantes de diversos niveles, pequeños comerciantes e incluso personas de actividades profesionales de tipo intelectual, no sabían lo ocurrido entre Donald Trump y Claudia Sheinbaum en torno a los migrantes o los aranceles. Vamos, muchos no saben siquiera que existe un país llamado Palestina y menos que hay una guerra genocida en Gaza.

Con esa lejanía de la gente por los asuntos públicos, uno se explica por qué hay una dominación creciente de los demagogos en todo el planeta, que ofrecen el oro y el moro, denuncian la corrupción de los políticos, se oponen a pagar impuestos y odian a los migrantes, inclusive sí ellos mismos lo han sido, como ocurrió con millones de hispanoparlantes que viven y laboran en los Estados Unidos y votaron por Trump.

En ese contexto, los enredos de un tahúr que blofea con poner aranceles a los productos mexicanos, canadienses, chinos y habla del renacimiento de América y su destino manifiesto planteando que Canadá se convierta en el Estado 51 de USA, Panamá les devuelva el canal, Groenlandia sea parte de los Estados Unidos, el Golfo de México se llame Golfo de América y protejan a los americanos de los invasores que llegan de todo el mundo a través de México. Insisto, en ese contexto todo puede pasar.

Incluso que la palabrería patriotera de Trump y su vecina Sheinbaum, se ponga en pausa y acuerden suspender los aranceles por 30 días, a cambio de tropas de la Guardia Nacional de 10 mil soldados para combatir al fentanilo y evitar la invasión de criminales apestosos como la ex esposa de Obama, Michelle.

Tal para cual. Trump escupe shit y los gobernadores de 30 estados reviven el carro completo en desplegados escritos con la lengua de los dinosaurios echeverristas: “condenamos enérgicamente las acusaciones que sugieren nexos entre nuestro gobierno y los cárteles del narcotráfico”. Ese vómito de nacionalismo de guaraches y agua de Jamaica con guayaberas, como que no checa con la estirpe científica de nuestra doctora presidenta.

Hasta dan ganas de mandar a todos al demonio, pero al escuchar a Javier Milei en Davos, no hay más remedio que, aunque sea ejercer el derecho de pataleo, así sea desde la soledad política.

A mis 79 años entrados a los 80, está cabrón creerles a las mulas de siempre que se ponen la máscara de sociedad civil, aunque algunos lleven más de 50 años saltando de trapecio en trapecio, perdón de puestos altos en los gobiernos a puestos en los partidos en decadencia PRI, PAN y la franquicia en extinción PRD. Que su abuelita les crea.

Ento’ns pues, a dónde vamos con esta casta eternizada en el poder por más de un siglo, por más que el terminajo disguste a algunos muy respetados jóvenes creadores e intelectuales no enchufados en la 4T, NUEVA MÁSCARA DE LOS REDENTORES MILLONARIOS, aunque algunos vengan del PCM, del maoísmo, el trotskismo y hasta del guerrillerismo del reformismo armado, como decía Víctor Rico Galán.

Pues ni modo que nos bajemos de la montaña rusa a media curva.

Hay que seguir neceando, en una de esas se descarrila el Tren Maya de nuestros próceres de Nacajuca.

Como dice Alex Lora, nunca digas que no, o como canta Joaquín Sabina: lo niego todo, no soy rojo de salón.

@JoelOrtegaJuar

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