Los juegos en general y el ajedrez en particular, contribuyen a mitigar las tensiones de la vida y a divertir. La diversión es un complemento del descanso. “El descanso pertenece al trabajo como los párpados a los ojos,” decía el poeta Rabindranath Tagore. En su época el escritor Lev Tolstoi reconoció: “Me gusta el ajedrez porque es un buen descanso; hace trabajar la mente, pero de una forma muy especial”.
Como ciencia, el ajedrez refleja el talento y la maestría de quienes lo juegan; como arte, su sentido estético; como deporte, su temple y voluntad. En opinión del Gran Maestro Oleg Korneev: “por supuesto que cualquier esfuerzo mental aporta desarrollo mental, pero me cuesta mencionar otra actividad que aúne de modo tan armónico el profundo esfuerzo mental, la diversión y la belleza”.
Así, la función de esparcimiento y diversión del ajedrez reflejan la identidad del jugador, lo que corrobora lo dicho por el escritor español Jacinto Benavente: “Dime cómo te diviertes y te diré cómo eres”.
Partida
Las blancas emprenden una implacable persecución al monarca rival hasta que logran darle jaque mate.
Blancas: José Raúl Capablanca
Negras: Herman SteinerEstados Unidos, 1933.
Apertura de los cuatro caballos1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Cc3 Cf6 4.Ab5 Ab4 5.0–0 0–0 6.d3 d6 7.Ag5 Axc3 8.bxc3 Ce7 9.Ch4 c6 10.Ac4 Ae6 11.Axf6 gxf6 12.Axe6 fxe6 13.Dg4+ Rf7 14.f4 Tg8 15.Dh5+ Rg7 16.fxe5 dxe5 17.Txf6 Rxf6 18.Tf1+ Cf5 19.Cxf5 exf5 20.Txf5+ Re7 21.Df7+ Rd6 22.Tf6+ (Diagrama. Las blancas inician la ofensiva final) Rc5 23.Dxb7 Db6 24.Txc6+ Dxc6 25.Db4, jaque mate, 1-0.