La postal de la bandera de México ondeando con la majestuosa Catedral Metropolitana de fondo es, quizás solo detrás del Ángel de la Independencia, la segunda postal más significativa de la identidad y vida capitalina.
Nuestra Catedral es una auténtica joya religiosa, histórica y arquitectónica. Pero mantenerla esplendorosa y funcional ha sido un enorme reto tanto para autoridades eclesiales como de gobierno.
Dedicada a la Virgen de la Asunción, patrona de la Arquidiócesis Primada de México, que celebra su fiesta cada 15 de agosto, posee imágenes y estructuras que relatan diversos momentos históricos y artísticos: la catedral es en sí misma testigo de la historia.
“Sus piedras son testigos silenciosos de tantos como han entrado para abrir su corazón”, dijo el Papa Francisco cuando la conoció.
La construcción de la Catedral Metropolitana de la Asunción de la Santísima Virgen María a los Cielos de la Ciudad de México tardó casi dos siglos y medio: fue la primera en México y se comenzó a erigir cuando los habitantes de la región aún vivían los estragos de un conflicto bélico. Y, al igual que la sociedad mexicana, ha sobrevivido a guerras, sismos y el imperdonable paso del tiempo.
En los últimos años, se ha sometido a un intenso proceso de restauración, impulsado en gran medida por los esfuerzos del canónigo Ricardo Valenzuela, actual padre rector del recinto: se reforzaron sus cimientos, limpiaron sus interiores, y extirparon fauna nociva que estaba dañando las estructuras, entre otras obras.
Mención especial requieren sus tradicionales campanas, que repicaron de nuevo en Semana Santa de 2023, después de cinco años de silencio, tras los daños causados por los sismos de septiembre de 2017.
Las restauraciones y los proyectos arquitectónicos aún no concluyen. Un edificio tan histórico e importante requiere de grandes esfuerzos e inversiones de mantenimiento, y más de cara a los 500 años de la creación de la Arquidiócesis y de las apariciones de la Virgen de Guadalupe.
Pero rescatar y mantener viva a la Catedral Metropolitana no se logra únicamente restaurando el edificio: este templo es el corazón de la Arquidiócesis, sede episcopal del Cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de México y, por ello, también es igual de importante fortalecer su labor pastoral, de acuerdo al tipo de vida que la rodea.
Para ello, una de las tareas en las que se ha trabajado consiste en impulsar su atractivo turístico, y también como centro de exposiciones y actividades artísticas, solo por mencionar algunas.
Recientemente, el cardenal Aguiar nombró tres nuevos canónigos para el Cabildo Metropolitano (órgano de gobierno de la Catedral), los presbíteros José Antonio Carballo García, Jaime Paredes Cruz y Manuel Corral Martín, que apoyarán el fortalecimiento de las tareas pastorales de este recinto religioso.
Habrá que poner la mirada en la Catedral Metropolitana, pues seguramente en los próximos meses escucharemos de nuevas iniciativas que contribuyan al rescate de este gran tesoro vivo, considerada no solo así en México, sino en toda América Latina.
Director de Comunicación de la Arquidiócesis Primada de México
Contacto: @jlabastida