Hay momentos en que lo personal se torna político. O en que lo personal refleja temas políticos actuales y a la vez prevalecientes. La historia personal que hoy quiero compartir pertenece a esta categoría. Para contarla, primero que nada, es importante posicionarme en ella: el producto implausible de la historia de amor más grande que se haya escrito: la historia de Julieta y Romeo, mis padres. Aunque podría parecer ficción, la historia de mis padres no sólo coincide en el nombre con los protagonistas de la obra de William Shakespeare, sino que comparte otros temas, como el profundo amor que los unió en su juventud y la pelea entre sus dos familias.
La historia de Romeo y Julieta escrita por Shakespeare es considerada uno de los relatos de amor más importantes en la literatura. Sin embargo, pocos saben que la obra de Shakespeare es una adaptación (magistral) de una historia contada anteriormente por otros autores de diversas nacionalidades. Entre los autores que forman parte del linaje literario de la historia de Julieta y Romeo se encuentran Luigi da Porto, autor italiano que se reconoce por posicionar esta historia en Venecia, Pierre Boaistuau, autor francés que hizo la traducción de una de las adaptaciones italianas. Así como Arthur Brooke, autor inglés que escribió el poema de esta gran historia de amor y que sirvió de referente para la obra de teatro de Shakespeare. Aunque aquí sólo menciono algunos, el número y la nacionalidad de los autores que se conocen por haber creado adaptaciones de la historia de Romeo y Julieta convierten a esta obra en un relato y referente de la trascendencia literaria y creativa que cruza las fronteras.
El motivo que me conduce a contar esta historia en este momento tiene que ver con una mezcla agridulce de factores que he ido esbozando. Por un lado, la casualidad de lograr por fin llevar a mis padres a la ciudad de Verona, escenario literario de su historia de amor y por otro una reflexión coyuntural sobre otro de los temas centrales en la obra Shakespeare: el odio y el prejuicio como motivo de la pelea encarnizada entre los Montesco y los Capuleto. Aunque en la historia de Romeo y Julieta hay un intento por parte del Duque o de las instituciones del estado por traer paz a esta inútil pelea, es el trágico desenlace de los amantes el que reconcilia finalmente a las dos familias en la pérdida.
No pienso en mejor momento para traer a colación la historia de amor de Romeo y de Julieta que el momento presente. Sobre todo, pensando en la serie de prejuicios y odios que parecen prevalecer hoy en día. Lo que antes era una pelea entre familias basada en ideas preconcebidas y vendettas interiorizadas y socializadas ahora encuentra un referente constante: la forma en que como sociedad empezamos a interiorizar el odio y el prejuicio por un otro que presentamos como enemigo: el migrante, el otro desconocido y ajeno. El que no pertenece a nuestra sociedad o familia o una persona que consideramos como inaceptable. Aunque en muchos lados aún prevalece el intento por hacer valer la figura del estado de derecho y el respeto a la ley, este odio socializado sobre el otro parece retomar un ímpetu nuevamente. Sobre todo, dado el regreso de gobiernos de ultraderecha al poder.
Toda esta discusión inició al contar a mis padres la sensación de aumento de odio al migrante que experimento al vivir en el extranjero haciendo el doctorado. Esta discusión de prejuicios se vino acompañada de una anécdota de la pelea de las familias de mis padres en su boda. Al preguntar por mis padres el motivo de la pelea en su boda, la respuesta fue una discusión acalorada entre primos de las dos familias. Sin embargo, al preguntar por el origen de la pelea entre los Montesco y los Capuleto ninguno pudo responderme con claridad. Lo mismo ocurre actualmente cuando se pregunta a las personas las razones y el origen del miedo y el enojo hacia la población migrante. A pesar del trágico final, hoy sabemos que la historia de amor de Romeo y Julieta fue contada por una serie de personas que decidieron atravesar fronteras literarias para plasmar la mayor historia de amor. Convendría hacer una reflexión social urgente para intentar no repetir el destino trágico de la historia de los amantes desventurados. A pesar de esto, yo les puedo decir con certeza que no hay en el mundo, historia más bella de amor que la de mi madre, Julieta y su Romeo.
Especialista en temas de justicia, anticorrupción y tecnología cívica. @itelloarista