Dra. María Guadalupe Serna
El término Responsabilidad Social Empresarial (RSE) nació hace casi un siglo en Estados Unidos, refiriéndose a la necesidad de que las personas dedicadas a los negocios debían ser solidarios con sus trabajadores, enfocándose en un nuevo sentido de responsabilidad social. La discusión entonces era que estos grandes centros de poder económico que ofertaban productos, bienes y servicios iban más allá de su ámbito afectando de distintas maneras a la sociedad y por ende también a sus trabajadores.
Esta temática empezó a ser discutida en México después del 2000, destacando la necesidad de poner en marcha acciones entre las empresas. En 2005, con el lanzamiento del Pacto Mundial en México, bajo la presidencia de Vicente Fox Quezada, se formalizó y volvió una realidad. En ese momento se crearon distintivos de RSE que obtendrían las empresas que cumplieran con un conjunto de criterios. En el caso de México fue el Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI) y AliaRSE quienes lo han otorgado desde entonces. A ellos se sumó posteriormente la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) con el distintivo Empresa Incluyente (actualmente Distintivo de Responsabilidad Laboral). En ambos casos los distintivos reconocen a empresas, organizaciones e instituciones públicas que cumplen con normativas y políticas de protección integral de sus trabajadores. Esta distinción sería también viable para los gobiernos, aunque se utilice poco.
Me interesa llamar la atención sobre este último punto. Las y los trabajadores que vivimos en la CDMX hacemos, por lo general, largos recorridos para trasladarnos a nuestros empleos o negocios; ya sea en transporte público, privado o a pie, de acuerdo con las distancias y posibilidades económicas. En cualquier caso, esto nos da la oportunidad de observar a la ciudad y su gente, lo que ha llevado a algunos de nosotros a reparar, en esas personas uniformadas en tonos verde claro que acompañan nuestros recorridos. Me refiero a esas personas, hombres y mujeres, trabajadores de la CDMX con enormes escobas, barriendo calles, arreglando camellones y jardines de la ciudad. Son ya parte de la actividad cotidiana y la imagen de la CDMX; la más grande y complicada de este país, sin duda.
Enfocada en el tema de la RSE y el Gobierno de la CDMX, una búsqueda en internet sobre las condiciones de trabajo de este grupo arroja la siguiente información. En el caso de los barrenderos y trabajadores de limpieza, sus condiciones laborales suelen ser precarias y a pesar de los avances persiste aún la informalidad laboral. Para 2024 su salario promedio mensual era de $5,440.00 y el 30.5% eran trabajadores informales. En el caso de los jardineros el panorama es más complejo, puesto que su salario mensual es de $5,240.00, menor al de los barrenderos, y el 70.7% son trabajadores informales.
Es decir, que sus condiciones laborales no parecen ir de acuerdo con el importante trabajo que realizan. Como apunta la Gaceta UNAM, en su edición del día 4 de junio del presente año, a pesar de la importante labor que realizan los barrenderos (y añadiría yo, los jardineros), su oficio se mantiene con poco reconocimiento.
Por ello sería necesario y urgente hacer algunas mejoras, que atienden a la responsabilidad social del gobierno de la CDMX para con sus trabajadores. Para empezar, además de mejorar salarios y condiciones de contratación, es indispensable que cuenten con espacios para tomar sus alimentos y descansar. Las banquetas y las puertas o ventanas de las casas no son un espacio adecuado para estas actividades. Las y los trabajadores requieren espacios para estas actividades, que estén cubiertos del sol y la lluvia, con mesas y sillas, así como agua para beber. En el marco de una nueva forma de gobierno, estas medidas serían tan elementales como indispensables.
La CDMX podría optar por el Distintivo de Responsabilidad Laboral, como Empresa Incluyente, otorgado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), lo que sería muy relevante para este gobierno del cambio.
María Guadalupe Serna
Es Socióloga egresada de la UAA, Maestra en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos y Doctora en Ciencias Sociales, con especialidad en Antropología Social, por el CIESAS, México.
Es profesora-investigadora en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora desde el 2000, fue Coordinadora General de Posgrado y Directora de Investigación. Se ha especializado en temas como la formación y consolidación de empresas con jefatura femenina, redes empresariales, cooperación económica y responsabilidad social empresarial. Nuevos actores económicos femeninos, jerarquía corporativa y trayectorias laborales en el ámbito de la dirección, entre otros. Voluntariado, procesos de solidaridad y organizaciones no lucrativas.
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