Por Simone Lucatello* y Gian Carlo Delgado**
*Instituto Mora y RedCic
**UNAM y RedCic
En México enfrentamos una crisis climática sin precedentes que afecta gravemente a nuestras comunidades, biodiversidad, ecosistemas y recursos naturales. Diversos informes recientes indican un alarmante aumento en las muertes atribuidas a olas de calor extremas, fenómeno que se suma a otros eventos extremos que el país ha experimentado en años recientes, desde huracanes, como el caso de Otis, hasta la agudización de la sequía y sus impactos.
Las contingencias ambientales y la escasez de agua se han vuelto cotidianas en muchas regiones del país, con costos en vidas humanas y no-humanas ciertamente preocupantes. La Secretaría de Salud ha reportado casi medio centenar de defunciones por altas temperaturas, mientras que en el sureste se ha registrado el desvanecimiento de aves y reptiles, así como la muerte de animales, como el caso de 165 monos aulladores (cifra de finales de mayo).
Quienes han podido mitigar los impactos de las altas temperaturas han demandado una cantidad mayor y de manera simultánea de electricidad lo que, de la mano de la salida de varias centrales de operación, llevó al sistema electrico nacional a un estado de emergencia, develando la vulnerabilidad que dicho sistema puede tener ante olas de calor que no menguarán de seguir con la actual tendencia de calentamiento global.
Estamos pues presenciando una serie de advertencias tempranas de lo que puede significar la agudización del cambio climático. Más allá de los costos materiales, que son cada vez mayores para los países vulnerables como México, están en juego los medios y condiciones de vida de miles de mexicanos y la vasta biodiversidad que coloca a México en la quinta posición de entre los 17 países más biodiversos del planeta.
Desde la Red Mexicana de Científicos por el Clima (REDCiC) hacemos un llamado a la presidenta electa quien, conocedora profunda del tema, puede ayudar a integrar prioritariamente el tema del cambio climático y sus devastadores efectos en su agenda política. Es imperativo que las estrategias de adaptación y mitigación al cambio climático se sitúen al centro de la agenda nacional, como parte de un programa ambiental y de desarrollo robusto e incluyente, que busquen avanzar hacia estadios más sostenibles, resilientes y justos.
La diversidad de conocimientos y expertise de los más de un centenar de miembros de la REDCiC, que trabajan en instituciones en casi dos terceras partes de los estados de la república, es un activo importante para el diagnóstico, diseño y seguimiento de soluciones. Por ello, llamamos a impulsar el vínculo entre la ciencia y la política mediante mecanismos, esquemas y espacios colaborativos novedosos e incluyentes, en donde la REDCiC es un actor clave, pero no el único. Los conocimientos indígenas y locales también deben interactuar para resolver los retos que supone la agudización de la crisis climática.
Una agenda climática nacional cada vez más sólida habrá de incluir:
a) Transición energética: Promover una transición rápida y justa hacia energías renovables, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles, y fomentando la inversión en tecnologías limpias y sustentables para la soberanía energética.
b) Conservación y restauración de ecosistemas mediante la implementación de programas de conservación y restauración de ecosistemas clave, como bosques, manglares y arrecifes de coral, que son vitales para la biodiversidad y la mitigación del cambio climático. Ello además de emitir los planes de manejo pendientes y fortalecer los mecanismos de evaluación de resultados significativos.
c) Fomentar prácticas agrícolas sostenibles que aumenten la resiliencia de los cultivos al cambio climático, reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero y protejan los recursos hídricos y el suelo, ello a la vez que se fomenta la soberanía alimentaria y las dietas sanas.
d) Planes de adaptación en zonas costeras, ciudades y desiertos, incluyendo el fortalecimiento de sistemas de alerta temprana y el avance de soluciones basadas en naturaleza a escala comunitaria.
e) Desarrollar y renovar las edificaciones e infraestructura para que sean resilientes a los impactos del cambio climático, como inundaciones, huracanes y ondas de calor, asegurando que las ciudades y comunidades estén mejor preparadas para enfrentar desastres naturales. Lo dicho precisa revisar de las normas y prácticas constructivas, pero idelamente también el impulso a la economía circular en el ámbito de la construcción.
f) Fortalecimiento de la acción climática en ciudades desde una visión metropolitana y regional, ello con particular énfasis en ciudades medias y pequeñas. La adaotación y mitigación del cambio climático en ciudades habrá de vincularse a planes actualizados de ordenamiento territorial que fomenten el transporte público y la movilidad activa, los usos mixtos del suelo y, sobre todo, reduzcan las desigualdades espaciales.
g) Asegurar que las políticas climáticas aborden las desigualdades sociales y económicas, garantizando que las comunidades más vulnerables y afectadas por el cambio climático reciban el apoyo y los recursos necesarios para adaptarse y prosperar. Las nociones de justicia climática y desarrollo resiliente al clima, además de priorizar a los y las más vulnerables, habrá de ser cada vez más transversal y dar garantía a los derechos humanos.
h) Crear incentivos económicos y financieros para empresas, cooperativas y comunidades que adopten prácticas sostenibles y tecnologías limpias, y asegurar el financiamiento adecuado para proyectos de mitigación y adaptación al cambio climático.
Las acciones necesarias en el país precisan reduccir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover la adaptación sostenible de nuestras ciudades y comunidades rurales a esta nueva realidad climática. Este es un momento crítico para nuestro país pues cada vez será más costosa la falta de actuación decidida. El nuevo gobierno de México tiene la oportunidad de posicionarse como líder en la lucha contra el cambio climático, no solo al reconocer y conocer mejor la magnitud de sus impactos, sino también al delinear las rutas de actuación más adecuadas. La experiencia de la presidenta electa en la CDMX es sin duda un buen antecedente que se habrá de multiplicar, pero también actualizar, mejorar, y ajustar a otras realidades del país.
Desde la REDCiC consideramos urgente la formalización de un programa de investigación permanente sobre el cambio climático y sus implicaciones, desde el cual se puedan generar los conocimientos necesarios para informar los procesos de toma de decisiones. Dicho programa, idealmente en el seno del CONAHCYT pero en comunicación con el INECC, debe ser incluyente de los múltiples y diversos grupos de investigadores y expertos del país, procurando desarrollar y fortalecer capacidades donde más se necesitan.
Simone Lucatello: Profesor-Investigador del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora (CONAHCYT) en la Ciudad de México. Es egresado de la London School of Economics and Political Science (LSE)de Inglaterra en Relaciones Internacionales (MSc) y doctor en Análisis y Gobernanza del Desarrollo Sustentable por la Universidad Internacional de Venecia, Italia (PhD). Sus intereses de investigación abarcan temas de cambio climático, gestión de riesgo de desastres, seguridad ambiental y ayuda humanitaria. Colabora con la Iniciativa California Global Energy, Water & Infrastructure Innovation Initiative de la universidad de Stanford, California.
Gian Carlo Delgado: Economista egresado de la UNAM con estudios de maestría en Economía Ecológica y Gestión Ambiental y de doctorado en Ciencias Ambientales por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es investigador titular C de tiempo completo, definitivo, adscrito al Departamento de Geografía Económica del Instituto de Geografía de la UNAM. Autor de tres docenas de libros, más de 8 decenas de capítulos de libro y casi dos centenares de artículos científicos y de divulgación. Ha sido autor del informe del IPCC sobre cambio climático en su quinta edición y revisor-editor en su sexta edición.