Cuando mis hijos eran pequeños, me esforzaba por ser la mejor mamá del mundo, creía que la clave, era pasar todo el tiempo posible con ellos. Pensaba… “eso es lo que hace una buena madre”. Sin embargo, a veces me sentía tan cansada que me encerraba en el baño buscando unos minutitos de paz. Me sentaba con la tapa del inodoro cerrada, recargaba mis codos en las rodillas y apoyaba la cabeza entre mis manos, esperando poder descansar un poco. Y, claro, rara vez funcionaba. A menudo, me tocaban la puerta con un “¡Ma! ¡Ma! ¿Ya acabaste?”

Fue entonces cuando una terapeuta me dio una revelación que cambió mi vida:

“De nada les sirve a tus hijos una mamá agotada. Lo mejor que puedes hacer por ellos y por ti es ser una mamá feliz. Aprende a equilibrar el tiempo que le dedicas a cada aspecto de tu vida y regálales el poder de tu presencia cuando estés con ellos”.

Al principio no sabía del todo qué significaba “presencia”. Pero con los años he ido entendiendo mejor, por ejemplo, que si estoy con mis hijos, pero al mismo tiempo estoy haciendo otras cosas, los estoy privando de mi presencia.

En 2002, la artista Marina Abramović protagonizó una exhibición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York titulada “La artista está presente”. Durante 79 días, se sentó en silencio frente a una silla, invitando a los visitantes a compartir un momento de conexión. Su arte consistía en ofrecer una presencia total.

Cada vez que alguien se sentaba frente a ella, Marina se concentraba profundamente, buscando contacto a través de su mirada. La magia radicaba en su capacidad de estar presente, porque sabía que si se perdía en sus pensamientos, su presencia se escaparía. Por eso, se concentraba completamente en el momento, y los visitantes vivieron una experiencia profundamente conmovedora.

Estamos tan poco acostumbrados a experimentar la presencia de alguien, que algunas de las más de 1500 personas que asistieron, al ser confrontados por la presencia total de una persona completamente desconocida, no pudieron evitar llorar.

Hoy en día, nos alejamos de esa conexión profunda, atrapados en nuestras pantallas. Muchas veces cuando estamos con nuestros seres queridos, en lugar de estar en presencia total, creemos que es urgente revisar nuestros pendientes, sin darnos cuenta, que esa distracción constante, es lo que más nos aleja de conectar con nosotros mismos y con los demás.

Jack Kornfield lo resume perfectamente: “Cuando prestas atención a alguien, se produce una unión de tu presencia con la de esa persona. Y en esa presencia, hay amor, porque ves la belleza que subyace en la mirada del otro”.

Un tenista distraído puede perder un campeonato, un chef desconcentrado puede cortarse un dedo o incendiar una cocina. Pero no necesitas ser un neurocirujano en cirugía para entender la importancia de la presencia plena y el gran impacto positivo en tu vida.

Por eso te invito, a que cuando trabajes, sumérgete en la tarea; cuando hagas ejercicio, siente cada movimiento; cuando comas, apaga la televisión y saborea cada bocado. Y cuando estés con los que amas, deja el celular a un lado y regálales el INGRIDiente secreto que es, la magia de tu presencia. Gracias por acompañarme una vez más.

IG: @Ingridcoronadomx

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