Si fuera béisbol, la industria de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en México, ya estaría ponchada. Según mi memoria, la industria TIC no le ha pegado a ninguno de los lanzamientos de los tres últimos gobiernos federales. O sea, de tres lanzamientos, tres strikes, ponchada.

En caso contrario, los gobiernos federales han bateado todas las bolas que le han lanzado las TICs. Desde los tiempos de aquella fatídica campaña de 2006, la industria se ha empeñado en colocar, con poco éxito, sus temas en la agenda nacional. Tal vez la administración de Peña Nieto se puede considerar como un batazo de foul pues las señales fueron las correctas, el lanzamiento fue el correcto, pero a la hora de conectar la bola, el bat se quebró. Y se quebró en la parte de la corrupción.

Por preparación y proyectos, la industria TIC no ha parado. Van por lo menos tres campañas presidenciales en las cuales han acercado sus propuestas y los distintos candidatos no las toman en cuenta y si lo hacen solo es en el discurso. La AMITI, Canieti, la Asociación de Internet, todos tenían sus ideas, pero ¿por qué no han dado los resultados esperados?

Como dice el clásico, con todo respeto, creo que las distintas propuestas de Agendas Digitales Nacionales planteadas a los candidatos y gobiernos se quedan en un diagnóstico cuasi académico. Las propuestas se parecen a decálogos universitarios alejados de las realidades sociales del país y poco pragmáticas.

Siendo sincero, uno de los proyectos presentados hace 6 años al entonces candidato López Obrador fue de los completos que he visto, sin embargo, no era compatible con las prioridades del hoy presidente. Su prioridad era la reducción de los gastos y el combate a la corrupción, pero eso no venía en las propuestas de la industria.

Aunque en los documentos se proponían temas de índole social, lo que más importaba a muchos empresarios del sector era el desarrollo de más actividades digitales con el objetivo de crecer los mercados. No era para digitalizar a los sectores, poblaciones o regiones marginados, era para vender más. Recuerdo que en 2018 pregunté a varios directivos del sector TIC por qué no apostaban a los estados del sureste del país y me dijeron que el potencial del mercado era muy modesto. Quien los viera, hoy hasta se pelean para ver quién llega más rápido a Yucatán, Campeche, Quintana Roo y Chiapas.

En el caso de Peña Nieto, la propuesta estaba más cercana al desarrollo del mundo de internet y del e-gobierno. Aún no se veía a México con el potencial para el desarrollo de la mentefactura, todavía queríamos vender al país como ensambladores o como centro de servicio de muchas marcas. También los esfuerzos giraban más en el sentido de eliminar o reducir la terrible burocracia del estado. No era para darle más servicios y derechos a los ciudadanos, sino para acelerar los negocios y la competitividad del país. Por eso el gobierno se convirtió en el mejor cliente de la industria derivando en escándalos de corrupción. Nos querían vender todo, desde tecnologías inútiles hasta servicios subrogados de cualquier índole. Nos vendieron espejitos y hasta servicios casi por encender impresoras.

En 2006, la industria estaba fragmentada. La prioridad de la mayoría en la industria TIC era mejorar las condiciones de conectividad. El objetivo era llevar internet y comunicaciones móviles a la mayor parte de la república. Esa era la brecha digital de entonces.

Por eso, no me sorprende que hasta ahora las dos verdaderas candidatas a la presidencia tengan muy pocas referencias hacia la industria TIC. Las dos coaliciones tienen otras prioridades pues cualquier propuesta de una Agenda Digital Nacional “no vende” entre el electorado.

De acuerdo con un recuento que hacen Samuel Bautista y Santiago Donoso de la firma The SIU, hasta el 4 de marzo, Xóchitl Gálvez abarcó 44% de los 50 temas que se consideran como los pilares de una ADN para México. Le sigue Claudia Sheinbaum con 32%.

Los especialistas de The Social Intelligence Unit (The SIU), filial de The CIU, afirman que ninguna de las candidatas propone una Agenda Digital integral y sólo han enunciado una serie de elementos dispersos sobre el sector TIC.

Según The SIU, Xóchitl Gálvez ha esbozado ideas sobre expedientes médicos y recetas digitales, aumentar subsidios a internet, más equipos en escuelas, tecnología para transparentar recursos públicos, digitalización de las MIPYMES, parques industriales con tecnología 5G, y megaprisiones de alta tecnología.

Claudia Sheinbaum ha hablado de energías renovables, fortalecer PEMEX y CFE, lanzar un satélite mexicano, desaparecer COFECE e IFT, continuar el programa Internet para Todos, así como la nacionalización del litio.

Como puedes ver, hasta el momento el sector de la tecnología no es atractivo para ninguna de las coaliciones. Ni Claudia ni Xóchitl han dado evidencias de que entienden el potencial transformador que tiene la tecnología en todo el país. Pero no las culpo, la culpa es de quienes, desde su propia trinchera, han jalado solo para sus propios intereses, dejando que la tecnología sea percibida como un gasto prescindible, un foco de corrupción o un show mediático.

Ojalá pronto escuchemos que hablan de Cédula de Identidad Digital, modelo educativo basado en ciencias y matemáticas, sinergias entre universidades y empresas, desarrollo de nuevas habilidades digitales, emprendimiento digital, telemedicina, civilidad digital, e-gobierno y blockchain, competencia en telecomunicaciones, reguladores respetables, apoyos fiscales a la innovación y creatividad… ufff, hay tantas cosas que pueden venderse, pero ¿A quién le importa?

Columnista y comentarista

Twitter: @hugonzalez0

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