Ayer me sentí frustrado pues con tristeza vi que una gran noticia para la industria tecnológica no acaparó los titulares de todo el mundo. Más triste me sentí porque vi que el iPhone 16e fue la noticia más destacada del sector por encima del lanzamiento del Mejorana 1, de Microsoft.
No se trata del tecito que te daba tu abue para el dolor de garganta o de panza, se trata del primer chip cuántico del mundo impulsado por una nueva arquitectura de núcleo topológico desarrollada por Microsoft, del cual se espera permita crear computadoras cuánticas capaces de resolver problemas significativos a escala industrial en años, no décadas.
Suena rimbombante, pero el uso del topoconductor, un material diseñado para estabilizar los qubits, (minúsculas unidades de información cuántica que suelen colapsar con la más mínima perturbación) es todo un hito.
La gran ambición de este chip es llegar al umbral del millón de qubits, un número difícil de entender pero que promete resolver problemas de una complejidad inalcanzable para las computadoras clásicas. Con ello se podría descomponer microplásticos, diseñar materiales autorreparables o revolucionar la química de nuevos medicamentos.
Empresas como IBM, Google y startups como Quantinuum también están apostando fuerte al cómputo cuántico. La diferencia es que Microsoft ha centrado su estrategia en una sola jugada: los qubits topológicos. Estos materiales, fabricados átomo por átomo, fueron desarrollados para crear un nuevo tipo de partícula cuántica, conocida como Majorana. El Majorana 1 es una pila de materiales compuesta por arseniuro de indio y aluminio. Esta estructura permite almacenar y proteger la información cuántica de manera más efectiva.
La integración de la IA y la computación cuántica promete acelerar descubrimientos en diversos campos, desde la química hasta la medicina. Con una capacidad sin precedentes para realizar cálculos complejos, estas tecnologías podrían resolver desafíos globales como la contaminación ambiental o la mejora de la salud y la alimentación a nivel mundial.
El Majorana 1 no solo es un logro científico, sino también un paso gigantesco hacia una computación cuántica práctica y accesible. Espero no ser el único que lo vea así.
Activismo de sillón
Antes que nada, te extiendo una disculpa si acaso piensas que estoy entrando a un tema que se aleja de los asuntos tecnológicos y de negocios que interesan a este espacio editorial. Sin embargo, en el fondo si es un asunto de las tecnoempresas que apasionan a tantos y que, de paso, puede ser muy peligroso para la economía del país.
Quienes desde los 90 nos forjamos en la lucha política y la búsqueda de la justicia social, supimos lo difícil que era masificar mensajes de cierta ideología y mucho más difícil era encontrar eco en la ciudadanía. Pero llegaron los 2 miles y con ello el activismo político sufrió una mutación para convertirse en la defensa de temas sociales y culturales que ahora se sintetizan en la agenda ESG.
Para bien de muchos y desgracia de menos, esta agenda ha echado raíz en las nuevas generaciones, las cuales ahora ven con simpatía y hasta normalidad este activismo social. Para muchos millennials y centennials es común usar términos como trend, mame, funear, banear y hasta boicotear, pero ¿qué pasa cuando estos términos se llevan a la acción de manera irresponsable? Peor aún, ¿qué sucede cuando este activismo social se basa en desinformación, deep fakes o boicots patrocinados?
En los últimos años hemos visto varios boicots promovidos desde las redes sociales, muchos de los cuales tienen relación con errores, irresponsabilidad ambiental, o valores desalineados de varias empresas. Bumble, Brewdog, Amazon, The Washington Post, Facebook hasta X, han sido víctimas de llamados a boicot en redes sociales por razones atribuibles a las empresas.
Sin embargo, recientemente Coca-Cola ha sufrido la ira de miles de mexicanos o latinos en Estados Unidos, acusando a la empresa de colaborar con las políticas antiinmigrantes del nuevo gobierno de Donald Trump. Sin embargo, no hay evidencias de que esto sea cierto y lo que sí está claro es que hay mucha tecnología usada en la fabricación y difusión de estas noticias falsas. No hay registros o documentos públicos que confirmen despidos masivos en plantas de Coca-Cola en EU, ni existe la planta texana en la que supuestamente habían delatado a los migrantes indocumentados. Lo que sí hay son videos que, usando Inteligencia Artificial (IA), hacen ver muy real la supuesta estrategia antiinmigrante de la refresquera.
Lo triste es que muchos mexicanos participan de buena fe en el boicot contra Coca-Cola creyendo toda la información falsa y los deepfakes que pululan en las redes sociales. Con ello, todos los que participan en estas campañas se convierten en una especie de sicarios digitales pues, sin el menor pudor comparten y participan en los bloqueos y boicots basados en mentiras.
Lo peor de todo es que, con este activismo de sillón, los mexicanos afectan a otros mexicanos que viven de una industria muy enraizada (les guste o no) en nuestro país. Lo preocupante es que muchos paisanos no toman en cuenta que Coca-Cola es solo una marca, pero quienes embotellan y distribuyen estos productos, son mexicanos que emplean y dan sustento a millones de familias en casi todo el país. Son ocho empresas mexicanas las que conforman la Industria Mexicana de Coca Cola y si no te gustan sus productos, estás en la libertad de no consumirlos, pero no está chido jugar el papel de activista del dislike por más inocente que parezca. Piénsale, también son mexicanos.
Efecto volante
Ahora que está de moda hablar de bancos digitales o neobancos, vale la pena destacar al banco mexicano cuyo factor diferencial es el uso de la Inteligencia Artificial. Es que, gracias a esta tecnología, el efecto volante (flywheel effect) que está generando Kapital Bank se acelera con cada nuevo cliente y genera una red de empresas conectadas que crecen juntas. De manera orgánica un cliente trae a otro cliente o proveedor. El banco que lleva René Saúl creó un ecosistema apoyado en su reporte de inteligencia artificial llamado AID mediante el cual analiza facturas, pagos, y relaciones comerciales identificando oportunidades para conectar negocios entre las pequeñas y medianas empresas. Los resultados de 2024 para este banco que tiene como uno de sus ejes principales el uso de la inteligencia artificial fueron muy positivos. Los ingresos anuales fueron de más de 2 mil 700 millones de pesos, 66% más que en el 2023, mientras que se entregaron 4 veces más de créditos a sus clientes por 8 mil 400 millones de pesos. Por cierto, desde hace unos días René Saúl forma parte del consejo honorario promotor de la marca Hecho en México.
Columnista y comentarista