Podrías pensar que este asunto no tiene nada que ver con tecnología, pero te equivocas. Es un tema que no solo debería interesar a la Jefa de Gobierno de la CDMX, Clara Brugada, sino a toda la población; pues se trata de ineficacia de las fotocívicas.

Muchos de nosotros pensamos que las también llamadas fotomultas son una abominación y un abuso de la autoridad en contra de los ciudadanos; sin embargo, si tomas en cuenta todos los accidentes que se han evitado y las vidas que se han salvado por una mejor conducta vial, tal vez pensarías distinto.

Te lo comento porque desde hace varias semanas un lector me preguntó si yo sabía si en la app de la CDMX se podía ver las fotomultas que se tenían registradas para la placa que usaba, pues temía ser multado erróneamente. Por desgracia no pude ayudarle pues no encontré esa información.

Sin embargo, eso me motivó a averiguar más pues ya había visto videos en redes sociales de conductores que se sorprendían de ver destellos en varias avenidas importantes de la ciudad incluso circulando a baja velocidad. Y efectivamente, los destellos son fotos que está tomando el sistema de las fotocívicas, pero sin ningún criterio lógico, creíble o explicable pues incluso se toman imágenes de vehículos estacionados.

No solo se trata (como dicen autoridades de la CDMX) de un plan piloto, un programa de pruebas o la calibración del equipo; sino que se trata de todo un enredo tecnológico, de sistemas, legal y hasta administrativo que va en detrimento de la operación del programa. ¿Pero quién es el responsable de esto? ¿La Secretaría de Seguridad Ciudadana, el proveedor del equipo, el integrador de la solución, o la misma tecnología?

He averiguado mucho de este asunto y desde esta trinchera tecnológica solo te comparto algunas evidencias de esa combinación de errores o inconsistencias.

El fabricante de la tecnología es la empresa china Dahua, la cual es competitiva en soluciones de videovigilancia y control de acceso de nivel residencial y corporativo, sin embargo, en sistemas para el servicio público o de misión crítica, no son los mejores.

Desde su implementación en el 2023, los sistemas y radares de Dahua han presentado diversas fallas en la operación. Además de las mencionadas fotos de autos estacionados, no cumple con los criterios correctos para multar (velocidad y ubicación) por lo cual constantemente duplica multas o no cuenta con el número correcto de fotografías para la evidencia de la multa. En ese sentido, la tecnología de Dahua genera desconfianza entre la ciudadanía.

Por ello, desde el año pasado se buscó renovar el sistema buscando actualizar o sustituir la tecnología de Dahua dando por resultado la próxima instalación de 71 nuevos radares. No obstante, tanto los nuevos, como los anteriores radares, tienen problemas de configuración por lo que solo algunos funcionan de manera correcta. Incluso, increíblemente, siguen siendo de tecnología Dahua.

En el camino de la instalación del nuevo sistema, se ha impulsado a una empresa para que sea la nueva integradora del servicio, aunque varias fuentes me dicen que no cuenta con capacidades técnicas (personal), ni mecánicas (grúas) para dar el soporte necesario a los radares. No quisiera dar el nombre de la empresa para no perjudicarla, sin embargo, se sabe que es embajadora de la marca Dahua.

Lo peor es que tanto el actual proveedor del servicio como quien podría hacerse cargo del nuevo sistema no tienen contrato vigente para el mantenimiento de la infraestructura y por ello las fotomultas están en el limbo administrativo y legal. ¿Quién es el responsable de esto último? ¿El que instaló, el que operó o quien contrató el servicio?

Estoy convencido de que todo se trata de un malentendido y de que la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, podrá desenredar esta maraña de inconsistencias pues no quiero pensar que se trata de una mala práctica para favorecer a alguna marca, alguna empresa o tecnología en perjuicio de la seguridad pública. Esperemos a resolver el misterio.

Estadio Banorte

En el negocio del futbol los estadios ya no son solo templos deportivos sino centros de espectáculos y tecnología de última generación. El más reciente ejemplo de esto es la transformación del Estadio Azteca, en Estadio Banorte, con una millonaria inversión de 2 mil 100 millones de pesos.

Grupo Ollamani y Banorte anunciaron el viernes la firma de un acuerdo de financiamiento y patrocinio en favor de la modernización del inmueble con una fuerte integración de conectividad y tecnología avanzada. Esto no es un simple ni cambio de nombre. Se trata de una estrategia para que el coloso de Santa Úrsula se convierta en un referente global de infraestructura digital y sustentabilidad.

Uno de los ejes clave de esta transformación es la conectividad. Se habla de una red 5G robusta que permitirá a los asistentes disfrutar de experiencias digitales en tiempo real. Desde streaming en vivo sin latencia hasta análisis estadísticos inmediatos en dispositivos móviles, el estadio se convertirá en un espacio completamente interactivo. Además, los sistemas de pago sin contacto y la digitalización de boletos buscan agilizar el acceso y mejorar la seguridad.

El proyecto también contempla una integración de tecnología enfocada en eficiencia energética. Se espera que el recinto cuente con iluminación LED de última generación y sistemas de gestión inteligente del consumo eléctrico, lo que reducirá significativamente el impacto ambiental del estadio. Se habla, incluso, de la implementación de paneles solares y sistemas de captación de agua para hacerlo más autosustentable.

No solo se trata de gadgets y pantallas gigantes, el confort de los asistentes también entra en juego con mejoras en infraestructura, accesibilidad y servicios. Esto implica desde la renovación de butacas y áreas VIP hasta la optimización de los flujos de entrada y salida. Incluso, con una futura y previsible integración de inteligencia artificial, se podrán analizar patrones de comportamiento de los asistentes para ofrecer experiencias a la medida.

El Estadio Banorte (siempre Azteca) no solo se alista para recibir su tercera Copa del Mundo en 2026, sino que se proyecta como un modelo de estadio moderno en América Latina.

La convergencia entre el deporte, la tecnología y el espectáculo es inminente y este proyecto demuestra que el futbol ya no se juega solo en la cancha, sino también en la infraestructura digital que lo rodea.

*Columnista y comentarista

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.      

Google News

TEMAS RELACIONADOS