El concierto norteamericano y el T-MEC se encuentran amenazados. Estados Unidos, Canadá y México son vecinos perdidos en la traducción, el intercambio de personas, problemas y mercancías. No hemos encontrado el lenguaje adecuado para acercarnos. Hablar sobre el nearshoring (relocalización) y el friendshoring y ally-shoring (cadenas comerciales entre amigos) no ha entusiasmado a la masa estadounidense.

El 4 de octubre de 2025 iniciaron las consultas públicas de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos para la revisión del tratado de libre comercio. El 3 de enero de 2026 entregará un informe al Congreso de EU, con sus recomendaciones y una evaluación sobre la extensión del T-MEC. En julio 2026 se tomará la decisión de extender o no el tratado. Sobra decir que el dilema comercial será no sólo técnico, sino político y electoral.

Vendrá un examen de desempeño y de conducta: estado de derecho, seguridad y narcotráfico. La opinión pública de EU discutirá la conveniencia de mantener un acuerdo norteamericano -entre tres- o eliminarlo y limitarse a acuerdos bilaterales, en donde la Unión Americana aumentaría su poder. El dilema yace ahí, EU no reconoce que México y Canadá pueden ayudarlo a ser un país más influyente. Y los mexicanos y canadienses o no quieren decirlo o no saben comunicarlo.

¿Qué sí convence a los líderes de EU y su opinión pública? La receta viene esta vez de Oriente y Asia y no de Europa. Las veces que la Unión Europea ha defendido la gobernanza institucional, valores democráticos y organismos multilaterales como la OTAN, ha salido afectada. En cambio, cuando países asiáticos han negociado de una manera sobria y tema por tema, han recibido menos embates políticos.

El presidente chino Xi Jinping entendió el formato. Mejoró su posición tras el encuentro en Palm Beach en abril de 2017 con el Presidente Trump, recibió un trato igualitario y a nivel de estadista. El Primer Ministro japonés Shinzo Abe se encontró dos veces con su homologo “americano” en Florida. Se avanzó en inversión japonesa en EU, producción de vehículos en territorio americano, venta de energéticos e industria aeronáutica a los japoneses y contención de armas nucleares en la Península de Corea.

Japón y Corea son los países con más cabildeo (lobby), lo que es legal en EU. India ha contratado recientemente a firmas como Mercury Public Affairs, que tiene fuertes lazos con el Vicepresidente J.D. Vance y la Jefa de Gabinete Susie Wiles, según The Economic Times y Business Standard. Se estima que Pakistán fondea más de medio millón de dólares al mes en lobbies, dentro y fuera de Washington.

Países árabes han sabido aprovechar la anarquía del “hemisferio americano”, mejorar su posición y colocar negocios, sin ser humillados. Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos son los más consistentes. Los sauditas son un aliado estratégico, pese a controversias de derechos humanos. Los emiratíes son percibidos en EU como “socios económicos”(35%), “socios seguros”(30%) y “amigos” (17%), según The Washington Institute. Estos adjetivos no los reciben ni mexicanos ni canadienses.

Es un hecho. Los argumentos de una región compartida, competitiva, dinámica y resiliente, con 3 décadas de comercio trilateral exitoso no es lo que mueve a los estadounidenses estos días, sino un lenguaje de negocios, guerra y poder.

Especialista en geopolítica y miembro de Comexi

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