En un mundo donde la memoria colectiva se diluye entre la inmediatez digital y la obsolescencia tecnológica, la reciente inscripción de 74 nuevas colecciones en el Registro Memoria del Mundo de la UNESCO es un recordatorio poderoso de la importancia de preservar nuestro patrimonio documental. Entre estas adiciones destaca la Serie de Fotografía Aérea de la Fundación Ingenieros Civiles Asociados (ICA) de México, una colección que ofrece una perspectiva única sobre la evolución del territorio mexicano entre 1932 y 1994.
Con más de 1.1 millones de imágenes que cubren aproximadamente el 85% del país, este archivo no solo documenta el crecimiento urbano y los cambios en el paisaje, sino que también sirve como herramienta invaluable para investigadores en campos tan diversos como la antropología, la climatología y la planificación urbana. La inclusión de esta colección en el registro internacional subraya su valor universal excepcional y la necesidad de protegerla para las generaciones futuras.
La UNESCO, al reconocer estos tesoros documentales, no solo celebra la diversidad cultural y científica de la humanidad, sino que también enfatiza la fragilidad de estos materiales. Archivos como el de la Fundación ICA enfrentan amenazas constantes, desde desastres naturales hasta la degradación de los soportes físicos y digitales. La preservación de estos documentos requiere un compromiso continuo y recursos adecuados para garantizar su accesibilidad y conservación.
Además del archivo mexicano, otras colecciones inscritas este año reflejan la riqueza y diversidad del patrimonio documental global. Desde los cuadernos de Charles Darwin durante su viaje en el Beagle, que ofrecen una visión profunda de sus observaciones y teorías científicas, hasta las campanas Bianzhong del Marqués Yi de Zeng en China, que representan una conexión entre la música y las matemáticas en el siglo V a.C., estas colecciones abarcan una amplia gama de disciplinas y culturas.
También se reconocieron archivos que documentan la lucha por los derechos humanos y la libertad de prensa, como la Declaración de Windhoek de 1991, y la contribución de mujeres históricas como Raden Ajeng Kartini, pionera en la educación de las niñas en Indonesia. Estas inclusiones no solo enriquecen el registro, sino que también promueven una visión más inclusiva y representativa de la historia mundial.
La preservación del patrimonio documental es una responsabilidad compartida que trasciende fronteras y generaciones.En un momento en que la información se produce y consume a una velocidad sin precedentes, es esencial reconocer y proteger aquellos documentos que constituyen la memoria colectiva de la humanidad. Iniciativas como el Programa Memoria del Mundo de la UNESCO son
fundamentales para garantizar que estas voces del pasado continúen informando y enriqueciendo nuestro presente y futuro.
La inscripción de la Serie de Fotografía Aérea de la Fundación ICA y otras colecciones en el Registro Memoria del Mundo no solo celebra su valor histórico y cultural, sino que también nos insta a reflexionar sobre la importancia de la memoria en la construcción de sociedades más conscientes y resilientes. Es un llamado a valorar y proteger nuestro patrimonio documental como un legado invaluable para las generaciones venideras.
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