El pasado viernes, personal del Renapo se puso en contacto conmigo para informarme de una “cita” que nunca he solicitado, reacción a mi artículo publicado un día antes. Como ahí se señala, a la presidenta del país se le está malinformando para atender la grave crisis de inseguridad pública, tanto en la protección de la vida e integridad física de mexicanos y mexicanas, como en el fenómeno de las desapariciones. Por enésima vez, en la mañanera de este lunes se ha insistido en que a la CURP se le agreguen “fotografía y huellas dactilares”, algo materialmente imposible.

Las razones para dirigirme a la Presidencia de la República en 2023, y recientemente a la titular de la SEGOB y al responsable de la subsecretaría que tiene bajo su mando al Renapo como a la Comisión Nacional de Búsqueda, ha tenido el único propósito -como autoridades políticas- de que conozcan las irregularidades que se cometieron en el sexenio pasado en la unidad administrativa encargada de la CURP y de la identificación personal.

Ante el evidente desinterés de las actuales autoridades de la SEGOB, me dirijo a los colaboradores más cercanos de la presidenta del país para que tomen nota de lo ocurrido. Aquí los hechos.

En 2015, luego de que el gobierno priista de EPN diera a conocer la puesta en marcha de los trabajos de la “Clave Única de Identidad” (sic), me puse en contacto con el entonces titular del Renapo para alertarle de que en la normatividad existente -vigente hasta el día de hoy en la Ley General de Población- existe la (clave) CURP y las cédulas de identidad, que no se puede mezclar una tarea con otra, que si bien son complementarias en el tema de la identificación de cada uno de los nacionales, tienen objetivos separados: mientras la CURP tiene como finalidad auxiliar a las autoridades a la localización de las personas en las múltiples bases de datos federales y estatales (incluyendo las municipales), las cédulas de identidad (una dirigida a los adultos mayores y otra a los menores de edad) tienen como finalidad expedir a la población mexicana un documento certero por el cual puedan acreditar su identidad ante autoridades y ante particulares.

Insistí en que la base nacional de datos de la CURP ya ocupaba un lugar central en el Estado mexicano, permitiendo agilizar todo tipo de trámites y enfrentar los inconvenientes de la homonimia, como la suplantación y/o la falsificación de identidad personal. Que solo faltaba echar a andar la captura de los rasgos biométricos de la población y la emisión de las cédulas de identidad.

El que escribe estas líneas, desde 2014 había comenzado a recabar la información normativa con objeto de escribir un breve artículo, cual sería mi sorpresa de la magnitud del esfuerzo jurídico del Estado mexicano en el tema de la CURP y las cédulas de identidad, que se convertiría en dos libros publicados hasta 2022, ocho años después, en cuya transición, uno de ellos contó con el dictamen favorable de la Facultad de Derecho de la UNAM.

En aquel año referido de 2015, en una reunión en el Renapo me dijeron que “el presidente no se equivocaba”, que, si él ordenaba que se emitiera una clave única de identidad, así se haría. Ante la terquedad, se ordenó al RENAPO preparar un anteproyecto de reforma o abrogación de la ley poblacional, incluyendo un apartado para la regulación del Registro Civil.

El subsecretario de la SEGOB de entonces, encargado de la materia, no dejaba de repetir que la CURP sería sustituida por una “nueva” clave (que incluiría la identidad), posiblemente con una inversión “público-privada”. Para medir la irresponsabilidad en que se incurrió, el Renapo tuvo en un lapso de seis años tres directores generales diferentes y por nueve meses estuvo acéfalo. Como pasaba el sexenio, el INE, a través -nuevamente- de algunos consejeros generales, manifestaron su oposición a la expedición de la “Clave Única de Identidad” que supusiera el desplazamiento de la credencial electoral.

Ante la imposibilidad de encontrar la cuadratura al círculo, nunca se presentaron las pretendidas reformas ante el Poder Legislativo federal.

En el siguiente gobierno federal (2018-2024), con un nuevo subsecretario de Gobernación en el ramo -un hombre de la entera confianza del presidente AMLO- ocurre lo que sería imposible de imaginar en una administración que se decía rupturista con la corrupción y la opacidad.

En efecto, en un hecho sin precedentes, la alta burocracia del Renapo -cuyo titular es egresado en ciencias computacionales y se mantiene en el cargo hasta el día de hoy- logra que se apruebe en la Cámara de Diputados en 2020, la propuesta peñista de la “Clave Única de Identidad” ahora disfrazada con la denominación de Cédula Única de Identidad Digital. Cabe señalar que en el último informe de gobierno del priista ya se adelantaba que la cédula de identidad sería en formato electrónico.

Para alcanzar su objetivo, el Renapo fraguó una estrategia por demás inmoral y carente de principios éticos para ocultar el origen de lo aprobado:

1) La propuesta ordenada al Renapo para su elaboración, entre 2015 y 2018, que no se dio a conocer oficialmente llevó la denominación de “Anteproyecto de Ley General de Registro Civil e identidad”, mismo que pudimos obtener a través de una solicitud de acceso a la información, a la misma institución.

2) Sorpresivamente, en abril de 2019, el PRI en el Senado de la República presenta la Iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforma la Ley General de Población en materia del derecho a la identidad. Conteniendo íntegramente, todo lo referente a la “Clave Única de Identidad” del proyecto elaborado por el Renapo. Ante lo cual caben dos hipótesis. La primera que el entonces coordinador del GPPRI y ex secretario de la SEGOB haya decidido presentar el anteproyecto que él ordeno al RENAPO, sin consultar a esta institución; la segunda hipótesis, que hayan sido los altos funcionarios del Renapo -dada la obvia cercanía de colaboración con el ex secretario de la SEGOB- los que se acercaran a este para tal finalidad. Cualquiera que haya sido la motivación, el entonces y todavía hoy titular del Renapo debe explicar como una propuesta elaborada por el Renapo fue presentada por un partido político. Añadir, que meses después, en julio de 2019, la senadora del PRI que hizo la propuesta, pide licencia para separarse del cargo, al que nunca regresa.

3) Casi un año después, en mayo de 2020 -en plena pandemia- una diputada de MORENA, y a su vez presidenta de la Comisión de Gobernación y Población presenta el Proyecto que expide la Ley General de Población, y abroga la Ley General de Población, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 7 de enero de 1974. Conteniendo nada menos, que en el apartado del Renapo, todas y cada una de las propuestas del gobierno priista contenidas en el proyecto del Renapo y presentadas por el PRI en 2019. De los 32 artículos referentes al Renapo, 26 son copia integra de la propuesta del PRI y del proyecto elaborado por el Renapo, haciendo cambios mínimos como sustituyendo “Clave Única de Identidad” por “Cédula Única de Identidad Digital”, conservando a la CURP.

Aquí lo cuestionable no es la utilización de iniciativas presentadas con anterioridad, siempre y cuando se mencionen el origen de su autoría partidista, sino que MORENA haya hecho suyas, como originales -con cambios cosméticos- unas propuestas inviables presentadas por el gobierno de EPN y presentadas luego por el GPPRI en el Senado de la República. Fue tan desaseadas estas maniobras conspirativas, que, en los meses previos, con objeto de dar legitimidad a la propuesta que se fraguaba, se convocó en la Cámara de Diputados a varios foros en línea, donde por supuesto no pudo faltar el titular del Renapo, en que paradójicamente, nunca se discutió la propuesta del PRI presentada un año antes, ni el anteproyecto del Renapo (que se mantuvo oculto, por ser la fuente original). Es imperativo que hoy explique el que ocupó por entonces la Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración, su participación en todo ello.

En diciembre de 2020 fue aprobada casi por unanimidad la propuesta “morenista” en la Cámara de Diputados. Por fortuna, la colegisladora, el Senado de la República no la aprobó. Meses después, en 2021 la diputada que presentó como suya la propuesta, renunció a su partido para competir por un cargo por la coalición PRI-PAN.

5) El proyecto de una nueva Ley General de Población, aprobado en septiembre de 2023 por las comisiones unidas de Gobernación y de Estudios Legislativos Segunda en el Senado de la República, y que de nueva cuenta fue rechazada para subirla al pleno, es el último intento del Renapo, ahora con la propuesta descafeinada de agregar a cada CURP la fotografía del titular, reflejando las conductas reiterativas por alterar el orden jurídico nacional ¿Cómo se puede agregar a una clave formada por letras y números una imagen del rostro? sin duda un desafío para la ciencia. En este último caso, se utilizó a la senadora que fungió como responsable de la SEGOB de 2018-2021.

En política no hay coincidencias, la actual presidenta del país debe ordenar una investigación de todo lo ocurrido. Los que siguen dirigiendo al Renapo no cuentan con la probidad que señalaba el expresidente AMLO como requisito en un gobierno. El Renapo debe constituirse en columna vertebral de las tareas del Estado mexicano, y si se requiere, para despejar suspicacias, no debe descartarse convertirlo en un órgano constitucional autónomo.

Autor de las obras Derecho a la Identidad Personal y Cédula de Identidad en México, editorial Civitas&Universitas, 2022, hfernandezp@comunidad.unam.mx

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