En las cercanías de la presidencia municipal de Huitzilac fue asesinado ayer el secretario de Gobierno Alejandro Mancilla Cueto: hombres que se desplazaban a bordo de motocicletas abrieron fuego en contra suya. Las autoridades reportaron el hallazgo en el lugar de al menos 20 casquillos percutidos.
Mancilla, que había llegado al cargo de la mano del alcalde César Dávila Díaz, fue involucrado desde hace años en el despojo de casas y terrenos comunales, al lado de sus hermanos José Luis y Carlos.
Desde el año 2020 narcomantas abandonadas en Huitzilac lo señalaron como aliado de uno de los líderes criminales más violentos de Morelos: Abel Maya, un antiguo lugarteniente de Arturo Beltrán Leyva que desde hace tres lustros controla municipios de Morelos y se halla al frente del grupo conocido precisamente como Los Maya.
Huitzilac, Morelos, es desde hace varios años una tierra sin ley. A mediados de enero pasado fueron ejecutados cinco integrantes de una planilla que competía para alcanzar la titularidad de la oficina de Bienes Comunales. Faltaba solo un mes para que la renovación de autoridades comunales se llevara a cabo: un grupo armado irrumpió en el domicilio donde los integrantes de la planilla llevaban a cabo una reunión de trabajo y acabó con todos.
Una semana más tarde, el exdirector de Tránsito, Óscar Meza García fue “levantado” y reportado como desaparecido. Su cadáver apareció envuelto en cobijas, con impactos de bala, en la cajuela de un Tsuru.
Meza García acababa de dejar el cargo el 31 de diciembre de 2024, tras el cambio de autoridades municipales. Era investigado luego de que se comprobara, a través de un video, que policías viales de Huitzilac habían escoltado la camioneta en la que iba secuestrada la chef Zahie Téllez, a la que en noviembre pasado cuatro sujetos armados interceptaron en Parres en momentos en que esta se había detenido en la carretera para atender una llamada telefónica.
Meza García no era el único jefe policiaco contra el que se había atentado en Huitzilac. En mayo 2024 ese municipio morelense se estremeció con dos hechos brutales: el ataque armado contra el director de policía Jesús Tello Trejo y la ejecución, un sábado en la noche, de ocho personas que departían dentro de un establecimiento, la cual quedó registrada en cámaras de video.
Desde la llegada del anterior presidente municipal, Rafael Vargas García (2021-2024), la presencia en Huitzilac del grupo criminal Los Maya aumentó hasta volverse incontestable. En ese periodo aumentaron como nunca las ejecuciones, los secuestros, los asaltos en carretera y los despojos.
Reportes de seguridad indican que periódicamente, tras la renovación de la oficina de Bienes Comunales, arrecian las extorsiones y los despojos en contra de propietarios de casas y terrenos situados precisamente en tierras comunales de Huitzilac, Tres Marías, Montecasino y Coajomulco.
El botín es de tal envergadura que puede explicar la ejecución de los cinco integrantes de la Planilla Morada, que buscaba quedarse con la titularidad de esa oficina. A la mezcla de intereses políticos y económicos se suma el negocio de la tala ilegal, protegido por autoridades federales, estatales y municipales.
Apenas en febrero pasado fueron detenidos por secuestro exprés agravado el presidente, el secretario y el tesorero de la oficina de Bienes Comunales: habían privado de la libertad, en compañía de hombres armados, a un grupo de personas que fueron obligadas a ceder los derechos de un terreno de 10 mil metros cuadrados.
A esto se suman las disputas sin control de grupos políticos, como el del exalcalde Rafael Vargas, enfrentado con el del secretario del ayuntamiento asesinado ayer, Alejandro Mancilla.
Fuentes de inteligencia indican que la campaña política que llevó a Vargas al poder fue financiada por el grupo criminal de Abel Maya, y que, de cara al proceso electoral de 2024, a través de sus relaciones con Alejandro Mancilla, Maya decidió apoyar la llegada del hoy alcalde César Dávila Díaz.
El asesinato de Mancilla, ocurrido ayer, deja entrever el lodazal sobre el que está flotando Huitzilac, un emblema del tremendo imperio criminal en que Cuauhtémoc Blanco dejó convertido al estado de Morelos.
Las ejecuciones, los enfrentamientos y los cobros de cuentas se repiten ahí con solo semanas de diferencia. Ahora han llegado hasta las mismas oficinas del secretario de Gobierno.