Seré breve, pues estoy de luto.
Me envía mi buen amigo James Valender un poema de la poeta Concha Méndez. Está tomado de su libro Poemas 1926-1986, que publicó la Editorial Hiperión en Madrid en 1995, y que fue recopilado y editado, con su habitual pulcritud, por el mismo Valender. Es un libro importante que recoge la obra de Méndez, gran poeta de la Generación del 27.
El poema lleva como título su verso inicial, “Una luz se nos apaga”, que Méndez escribió a la muerte de su madre.
Lo reproduzco, conmovido:
Una luz se nos apaga
cuando se va nuestra madre
camino de ese silencio
de donde no vuelve nadie.
Y de nuestra raíz última
algo se desprende. El aire
tampoco nos llega al cuerpo
como nos llegaba antes.
Todo cambia en nuestra vida;
hay como un cruce de ángeles
y el bueno se nos ha ido
por un camino adelante
con esa luz que era nuestra;
y hemos quedado ya, en parte,
como seres mutilados
de lo más limpio y más grande.
Hay poemas exactos que llegan en el momento exacto. Gracias, Concha Méndez, gracias James y Paloma. No digo más.