Rory McIlroy volvió a demostrar su jerarquía dentro de la élite del golf profesional. Después de Tiger Woods, el norirlandés es el jugador más influyente en el siglo XXI.
El título en The Players Championship fue el número 28 en el PGA Tour, sumándose a los 18 que ha ganado en el DP World Tour.
El cheque de 4.5 millones de dólares que acompañó su victoria en el mítico TPC Sawgrass lo convirtió en el segundo jugador con mayores ganancias en la historia del circuito, con un total de 99 millones, 709 mil. Un Top 10 en su próxima salida sería suficiente para alcanzar los 100 millones, cifra que sólo Tiger ha logrado (con casi 121).
Al igual que Woods, Phil Mickelson y otros, Rory llegó al golf profesional con enormes expectativas. En 1999, la televisión británica lo entrevistó, cuando aún no llegaba a la década de vida. McIlroy se convirtió en profesional en 2007, a los 18 años, y en su primer evento, el British Masters, terminó empatado en la posición 42. El éxito no tardó en llegar y, a principios de 2009, conquistó su primer torneo. La llegada al PGA Tour también significó mayores exigencias, pero no le tomó mucho tiempo obtener su primer trofeo en el máximo circuito.
Una de las críticas que más se le hace a McIlroy son sus actuaciones en los Majors. A pesar de contar con cuatro títulos de Grand Slam (dos PGA Championships, un Abierto Británico y un US Open), no gana uno desde 2014 y nunca ha podido enfundarse el saco verde del Masters. Muchos golfistas estrella, incluso aquellos que han llegado a la cima del ranking mundial, habrían querido una carrera como la de Rory.
Ser una persona pública y el jugador más reconocido del PGA Tour —ahora que Tiger Woods no está en competencia—, también tiene sus contras. Cuando McIlroy decidió defender al circuito estadounidense frente al LIV Golf, las discusiones sobre su figura se intensificaron. “Ponerse la capa” afectó su reputación, pero no su rendimiento. Sin embargo, ningún profesional actual genera tanta atracción como él.
Rory McIlroy no ha salido del Top 5 del ranking mundial desde junio de 2022; de hecho, no ha caído del Top 3 desde agosto de ese mismo año. Esto significa que, durante casi tres temporadas, ha sido uno de los tres mejores golfistas en el mundo.
Mucho se hablará de Rory en abril, cuando cruce las puertas del Augusta National para el Masters. No gana un Major desde hace más de una década y nunca se ha puesto el saco verde. Es más probable que no se lleve la victoria, y las críticas no tardarán en llegar. Sin embargo, nadie puede arrebatarle su legado en la historia: Después de Tiger, el jugador más influyente del siglo XXI ha sido él.
Ramón Treviño
Editor GOLF SHOT
@ramontrevinof