Archivos inéditos relacionados con el asesinato del presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy, en Dallas, Texas, saldrán, poco a poco, a la luz pública. Trump ordenó darlos a conocer completos y sin tachaduras. ¿Será verdad?
Presidentes totalmente distintos el republicano Trump y el demócrata Kennedy; nacido el primero en Nueva York, el segundo en Massachussets; católico liberal John, conservador cristiano Donald; Kennedy tenía una estirpe y carrera política que incluía el Senado, honorum cursus; Trump en cambio es un homus novus en la política, empresario inmobiliario, con más experiencia en la farándula que en la administración de gobierno. Kennedy era culto, refinado, e incluso intelectual; Trump es directo, básico, casi silvestre. Mientras que a John F. Kennedy le cantó en un cumpleaños Marilyn Monroe, a Donald J. Trump lo atrapó la historia de Stormy Daniels, una actriz pornográfica, con la que se le relacionó al presidente, según The Wall Street Journal. ¡Hay niveles!
Ambos sufrieron un atentado. Con Kennedy, Lee Harvey Oswald tuvo éxito, el 22 de noviembre de 1963, y acabó con la vida del inquilino de la Casa Blanca; en el caso de Trump, Thomas Matthew Crooks, sólo lastimó en una oreja al candidato presidencial, en Butler, Pensilvania, el 13 de julio de 2024. Pero la distancia abismal de Kennedy con la Unión Soviética, lidereada por Nikita Kruschev, alcanzó un punto grave en la historia de la humanidad: la famosa crisis de los misiles en octubre de 1962, cuando los espías norteamericanos descubrieron bases militares, con misiles rusos apostadas en Cuba, capaces de alcanzar al territorio de los Estados Unidos. El mundo al borde de una tercera guerra mundial. La guerra fría en su punto más alto. Trump, por su parte, no oculta la buena relación que tiene con el mandamás Vladimir Putin, este no quiere misiles en Ucrania e incluso Trump acusó al presidente ucraniano de buscar esa tercera guerra mundial. Ya no hay guerra fría, existen muchas guerras regionales calientes, Trump (y Putin) por acción u omisión las atiza, con el pretexto de defender los intereses comerciales de su país. “Soy un berlinés”, gritó Kennedy en 1963, para defender la libertad y condenar el muro, ¿se imaginan a Trump exclamando “soy un tijuanense” y desistir en su empeño de construir un muro con México?
Sin embargo, el tema que quiero destacar del presidente Kennedy es el de escritor. A los trumpistas no les caería mal leer los textos editados postmortem de “Una Nación de inmigrantes”, para comprender la riqueza de los extranjeros en Norteamérica; o bien, su tesis de Harvard “¿Por qué Inglaterra dormía?” para comprender parte de la historia europea; pero quiero subrayar “Perfiles de Coraje” que redactó siendo senador, donde reseñó actos de verdadera virtud cívica de varios senadores estadounidenses. Con ese libro ganó el prestigioso premio Pulitzer, y el Senado mexicano lo reimprimió. Los representantes de Morena harían bien en tratar de leerlo y comprenderlo.
“Perfiles de Coraje” es una reseña de varios senadores estadounidenses que tomaron decisiones antipopulares pensando en su país, no en la próxima elección. Triunfos de la virtud cívica de un político que mira al horizonte, no a su ombligo. Por la pluma de Kennedy pasaron John Quincy Adams, cuando se separa de su partido. Daniel Webster y su oposición a la esclavitud. Sam Houston y su oposición a la independencia de Texas, aunque le costara renunciar a la gubernatura de Texas. Edmund G. Ross o George Norris, republicanos que apoyaron a los demócratas Andrew Johnson o Al Smith. Sus actos heroicos no son partidistas, son verdaderos nacionalistas. Son actos de valor con nombre y apellidos, que se apartaron de la “línea de su partido”. Perdieron frente a la momentánea y efímera popularidad, pero ganaron la posteridad. Verdaderamente hicieron historia. Transformación genuina. México extraña esas gestas. Ojalá los testimonios que salgan a la luz de Kennedy aumenten más su “perfil de coraje” que el morbo de su fallecimiento. La ciudad de México recibió fondos de su gobierno para construir vivienda, por ejemplo la Unidad Kennedy, en la colonia Balbuena. La cooperación bilateral era ejemplar.
Ya sabemos que los zapatos de Kennedy le quedan grandes a Trump. Nuestro vecino ladra mucho.
Diputado federal